No hace falta ver más de dos partidos de pretemporada para lanzar un mensaje diáfano: este Zaragoza necesita más poder arriba. Es cierto que son sólo pruebas de verano, que Víctor está mezclando a sus jugadores y que aún resta tiempo para afinar en el laboratorio, pero resulta vital la llegada de un jugador con salida de balón en la medular y reclutar mayor arsenal arriba. Ayer, en Yverdon, el conjunto aragonés volvió a quedarse sin marcar ante un Benfica que se llevó el duelo entre los campeones de Copa de España y Portugal porque tiene mejores argumentos ofensivos. Zahovic, en la primera parte, fue el encargado de demostrarlo.

Y eso que salió mejor el Zaragoza que su rival, al que le faltaban los internacionales que jugaron la Eurocopa --Miguel, Fyssas, Moreira, Nuno Gomes, Simao y Petit-- menos el croata Sokota. Los portugueses tardaron en entrar en el partido y el conjunto aragonés, apoyado en la consistencia defensiva, el trabajo de Zapater y la movilidad de Cani y Granero, completó un mejor arranque de un partido de pretemporada aburrido y, por supuesto, sin el apropiado ritmo de juego. Un lanzamiento de Cani y un centro de Galletti al que no llegó Drulic fueron los disparos de fogueo zaragocista hasta que el Benfica se hizo con el dominio.

Un error de Aranzabal --no era el primero-- dio, además, ventaja al equipo de Trapattoni, ya que el centro de Pereira encontró un mal despeje de Láinez y Zahovic mandó el balón a las redes con un disparo raso y cruzado. Se llevaban sólo quince minutos y la tenue luz del Zaragoza se apagó. Con muchos problemas en la creación de juego --a pesar del empeño de un Zapater que sigue convenciendo--, lo que convierte la llegada de Movilla casi en una cuestión de estado y con muchísimos problemas a la hora de crear acciones de gol --tiene razón Víctor en sus demandas--, la primera parte transcurrió plácida para el portero Yannick.

POBRE IMAGEN Y es que las jugadas de peligro zaragocista morían siempre en la línea de tres cuartos, tras desaparecer Cani, no estar Galletti y mucho menos Drulic, tan inofensivo como una pistola de agua. Así, el Zaragoza se fue a vestuarios con una pobre imagen, mientras que el Benfica pudo ampliar su renta en un remate de Sokota que se fue desviado.

Víctor cambió a todos sus hombres tras el descanso, pero la tendencia no se invirtió: buena salida zaragocista para diluirse como un azucarillo a los pocos minutos. Es cierto que Villa asusta mucho más al rival que Drulic y que Oscar dejó algunos detalles, pocos, interesantes, pero el conjunto aragonés siguió ofreciendo una imagen de inoperancia ofensiva más que preocupante.

De hecho, fue el Benfica, durante los minutos en los que Zahovic tuvo gasolina, el que pudo ampliar su renta. El Zaragoza, mientras tanto, lo fiaba casi todo a la brega sin acierto de Villa, que tuvo un amago de incidente con el portugués Pereira. El resto, casi nada. Con la entrada de Capi, Toledo, ayer capitán tras el descanso, pasó al interior izquierdo. Como era de esperar, el cambio no aportó soluciones, aunque el repliegue del Benfica dejó las dos únicas ocasiones claras del partido para el Zaragoza, pero ni Villa ni Toledo acertaron. Lo dicho, aquí falta gol. Todo un aviso para navegantes.