Ya nadie habla de él como el hermanísimo. Ya todo el mundo lo ve como un auténtico pilotazo que pronto puede convertirse, a los 23 años, en uno de los bicampeones del mundo más jóvenes. Ya son muchos los que lamentan y hasta creen injusto que no tenga sitio (bueno, oficial, pata negra) en la tupida y repleta parrilla de MotoGP del año que viene.

Pero él, Álex Márquez Alentá, no está intranquilo. Sigue concentradísimo en lo suyo, no fallar, seguir ganando carreras (si no lo tiran en Jerez y Assen, llevaría siete de siete), liderando con mano firme el campeonato de Moto2, con 33 puntos más que el veterano (y regular) suizo Luthi.

Y, respecto al futuro, se fija en uno de los mejores, su hermano Marc, con quien lo comparte todo, desde familia a motorhome, pasando por entrenadores y filosofía. «Solo hay una manera de estar arriba: prepararte duro durante la semana en casa, trabajar duro viernes y sábado en el circuito y, el domingo, salir a ganar y, si no puedes ganar, podio. No hay otra», dice Álex.

«El tío me aprieta. Lleva cinco victorias; yo, seis. ¡Qué placer!, levantarnos los dos, cada mañana, con el mismo ánimo y objetivo: trabajar para ganar», comenta Marc. «Los títulos y esa posibilidad de repetir el doblete del 2014 (Álex, en Moto3 y Marc, su segundo cetro en MotoGP) será si se produce la consecuencia de todo el trabajo».