Vive el Real Zaragoza en las últimas semanas con la impaciencia del que divisa cerca el objetivo, como el náufrago que ve próxima la orilla, pero que no termina de alcanzarla. Tras ganar al Mirandés en Anduva y sumar 11 puntos de 15, César Láinez parecía haber cerrado en tiempo récord la meta necesaria de la permanencia y quien más quien menos soñaba con el playoff. Tres semanas después, dos derrotas, ante el Getafe y el Reus, y un doloroso empate de última hora con el Cádiz mantienen al Zaragoza sin sellar el salvoconducto de la continuidad en la categoría de plata, un paso decisivo porque la Segunda B huele a funestas consecuencias. El Oviedo de Fernando Hierro, muy fuerte en su feudo, pero en mala dinámica, es el rival para dar ese paso casi definitivo. O definitivo del todo, ganando en el Tartiere, para que la ansiedad no asome con fuerza.

Con cuatro puntos de renta y con muchos campos a los que mirar en esta jornada 39, después de la victoria anoche del Rayo ante el Nástic y de la derrota del Elche en Getafe todo lo que sume el Zaragoza en Oviedo supondrá más margen, porque mantenerlo está asegurado. Quizá no sea necesaria para el Zaragoza una victoria más en estos 4 partidos...

Pero mejor no perder mucho tiempo en cábalas y asaltar un Tartiere que ha contemplado 12 triunfos oviedistas. Sin embargo, no luce tanto esa fortaleza en la actualidad. El equipo asturiano lleva cinco puntos de 21 para haberse caído del playoff, en casa ha cosechado una derrota y un empate en los dos últimos partidos y hace más de un mes que no gana. Así que se diría que el momento de asaltar Oviedo es ahora. Ojalá el Zaragoza lo aproveche, porque necesita ganar para, queda dicho, dar casi carpetazo a una temporada mediocre y con demasiados aspectos negativos.

ISAAC Y XUMETRA / Los últimos encuentros han revelado de nuevo las carencias de este Zaragoza inconsistente y que se viene abajo con el paso de los minutos, en una segundas partes donde no ha visto puerta en los ocho últimos encuentros. La reacción con la llegada de Láinez ocultó algo esos hándicaps, pero se han revelado de nuevo con crudeza en este Zaragoza tan vulnerable.

Recupera el técnico a Cani tras cumplir sanción y que vuelve a un Tartiere que supuso una revolución en su carrera. El de Torrero puede ser una de las novedades en el once, pero más opciones tiene Xumetra, al que Láinez, que quiere extremos veloces, ya le ha dado media hora en los dos últimos partidos tras volver de su operación en el tobillo. Quizá Pombo sea el sacrificado.

En el lateral, Isaac puede arrebatarle el sitio a Feltscher, el preferido por el técnico cuando divisa un extremo zurdo rápido en el rival, mientras que en la medular estará el trivote formado por Zapater, indiscutible y con varias vueltas a su cuentakilómetros, Ros y un Edu Bedia de retorno a Oviedo, de donde salió en enero con una colección de sombras y pocas luces. En el Zaragoza pasó desapercibido con Agné y es fijo para Láinez por las soluciones que aporta con el balón. Claro que para fijo Ángel, único punta disponible, único jugador que ve puerta en este Zaragoza que se agarra a sus goles para que no se disparen los nervios.