La continuidad de Giorgi Papunashvili en el Zaragoza la próxima temporada es, a día de hoy, casi una quimera. El club tiene al jugador georgiano en el escaparate, con la idea de estudiar cualquier oferta, siempre con traspaso de por medio, que le llegue por el extremo, que también asume que salvo giro muy imprevisto, en un altísimo porcentaje de posibilidades, no seguirá en la entidad un año después de haber renovado hasta el 2022 y tras una temporada marcada por sus problemas en el tobillo izquierdo.

Papu, de 23 años, es de los jugadores que tiene buen cartel después de que su rendimiento fuera a más en su primer curso como zaragocista (17-18), donde jugó un total de 31 partidos, 26 de Liga regular, con ocho goles, siete de ellos en el campeonato liguero. El Zaragoza, tras ese primer año, mejoró su contrato y lo amplió, manteniendo una cláusula que es de 10 millones de euros en Segunda y 20 en Primera. Hace un año hubiera sido más factible obtener un buen traspaso por Papu con Rusia como el destino más probable.

El Zaragoza ahora sabe que la cotización del extremo ha bajado tras un curso marcado por las lesiones, pero sigue teniendo buen cartel en Rusia, por ejemplo, aunque también le han sondeado desde clubs de Bélgica o la Major Soccer League de Estados Unidos. Eso sí, por el momento no hay nada concreto, no existe una oferta en firme por el jugador.

Papu ha vivido una temporada llena de dificultades y se espera su reaparición para el partido ante el Córdoba tras llevar más de dos meses y medio de baja desde que se lesionó en el tobillo el pasado 1 de febrero en un entrenamiento. Si todo va conforme a lo esperado, la idea es que el georgiano tenga minutos en la recta final del choque ante el conjunto andaluz del domingo (20.00 h.) después de que empezara a trabajar con el grupo el 11 de abril tras regresar el 31 de marzo de Georgia, donde estuvo cuatro semanas recuperándose con el jefe de los servicios médicos de la selección, Merab Vardudzkashvili, de esa lesión en el tobillo.

ESCASA PARTICIPACIÓN

Así, el tramo final de esta Liga debe servir para que Papu ayude en la lucha por la permanencia y es un jugador del gusto de Víctor, tanto por su desborde como por su llegada, y para que recupere cotización en el mercado tras una campaña tan irregular en la que solo ha disputado nueve partidos de Liga y uno de Copa, con un total de 351 minutos, para anotar una diana ante el Extremadura, en el debut de Víctor Fernández, y otra en Copa frente al Deportivo.

El calvario del georgiano comenzó el 28 de septiembre, ya que sufrió en Albacete un estiramiento del ligamento de su tobillo izquierdo, además de una fuerte contusión. Recayó de su dolencia un mes después y no volvió a jugar hasta el partido ante el Extremadura, con casi tres meses de baja. En febrero llegó la lesión en el entrenamiento, también en el mismo tobillo, y a primeros de marzo se fue a su país.

Con el médico de la selección georgiana el tratamiento se limitó a abordar el edema y la inflamación del tendón, por eso regresó con la necesidad de una puesta a punto, de una minipretemporada que ahora llega a su fin. En sus casi dos años de zaragocista, Papu, una apuesta personal de Lalo Arantegui y José María Barba, que tenían desde hace tiempo al jugador en el radar, ha mostrado unas estupendas condiciones técnicas, sobre todo para jugar en la banda y como segundo punta, pero también un claro problema de adaptación a la Liga española. Así, sus días en el Zaragoza apuntan a estar contados.