El Huesca busca la machada ante un Barcelona reservado por la Champions sin Messi, Suárez, Piqué ni Busquets. Una extraña contradicción se mueve en el corazón del Huesca. Una duda entre el mandato de los sentimientos y el de la razón. Felices por saber que Leo Messi durmió ayer en casa y no viajó con el Barcelona. Y, a la vez, frustrados porque se ha esperado un año entero para ver al mejor de los mejores y finalmente no estará. Por narices. Por descansar la dañada tocha porque la Champions manda. Tristeza y alegría porque sin el argentino, dolorido en la napia tras un choque en Manchester y fuera de la convocatoria, la machada de ganar parece menos imposible.

Hay otras certezas. La más evidente y gratificante es que la afición oscense no faltará a su cita. Ayuda la llamada que arrastra el Barcelona, mermado con las bajas de Messi, Suárez, Piqué y Busquets. Con todo, llenazo en El Alcoraz. El graderío se mostrará ilusionado y dará empuje a su once hacia el objetivo de una victoria que hará muchos millonarios en las casas de apuestas y que avivaría la hoguera del sueño de una permanencia que no llega. Sigue el Huesca a seis puntos del límite de la vida, del resquicio de una permanencia que a siete jornadas se sigue viendo muy distante. Nadie esperará, sobre todo los rivales directos, que hoy (16.15, BeINLaLiga) el equipo de Francisco toque la campanada de unos tres puntos que son como una manada de unicornios, por lo impropio de su captura, dicen que un mundo imaginario. Pero no es así.

Ya visitó el Barcelona este estadio hace cuatro años en una ronda de Copa del Rey. Entonces desfiló, como ahora, con pocos titulares, aunque la presencia de Iniesta aún se recuerda por las tertulias futboleras oscenses. Ese 0-4 no es el mejor recuerdo, tampoco el 8-2 del Nou Camp, esa goleada que se decía no iba a afectar, pero fue el principio del fin de la etapa de Leo Franco. Precisamente hoy también se despide a Emilio Vega, director deportivo del ascenso y hacedor del proyecto. Su despedida en medio de la semana no debe evitar que se recuerde al berciano como uno de los principales artífices de esta maravilla que esta tarde nos trae al Barcelona.

Si se mira a la anterior semana, el Huesca se puede cabecear contra un muro por los casis escapados. El casi empate en el Bernabéu y las casi victorias ante Celta y Levante. Cinco puntos acariciados y no sumados que situarían ahora a uno escaso la meta anhelada. No cabe más desesperanza por lo que no fue, pero sí concentración para paliar esa mínima distancia que desequilibró el resultado hacia la impotencia. Mostrar valentía combinada con seguridad defensiva.

Francisco tendrá a su defensa titular, pudiendo optar por la línea de cinco con la que se ha sentido más cómodo. El regreso de Miramón al flanco derecho equilibra la profundidad por bandas. Más dudas entran en la línea del medio campo para arriba. La apuesta de Valencia por los tres puntas añadiría gallardía, pero la previsión es que Cucho aguarde como revolución. Que Melero tome ritmo es otra gran noticia.

La visita a Huesca ha sido casi inadvertida por los compañeros de Barcelona. Las noticias sobre LaLiga, atrapada en usufructo tras vencer al Atlético en el Nou Camp hace una semana, languidecen en mitad de la marea de la Champions. Del triunfo histórico en Manchester a la rúbrica al pase a semifinales que se espera este martes en Barcelona. En medio esta cosa llamada partido ante el colista, donde nadie quiere observar a un once irreconocible, porque tendrá que vestir con camiseta reserva y porque le faltarán 52 goles. Los 32 de Messi y los 20 de Luis Suárez. Una burrada. El regreso de Ousmane Dembelé, que ya tiene el alta, puede servir de compensación de no ver a D10S. Aunque nada mejor como ganar al FC Barcelona.