El Casademont Zaragoza necesitaba un partido como este. Por supuesto por la victoria, imprescindible, pero también por la forma, por ser el primer partido tranquilo de la temporada, por el dominio, por la recuperación de sensaciones y de unos cuantos jugadores por el camino. El equipo de Diego Ocampo superó claramente al UCAM Murcia (98-86) en un partido en el que estuvo especialmente acertado de tres, en el que mejoró su defensa, en el que aprovechó el menor nivel atrás de su rival, en el que superó algunos momentos de apuro en la segunda parte desde una mayor intensidad.

Gana un partido importante y, sobre todo, gana tranquilidad para seguir trabajando, mejorando e incorporar a Luka Rupnik, que ante el Murcia debutó en el segundo cuarto pero apenas estuvo en pista 1,29 minutos. No necesitó más ayuda el Casademont, que contó además con la valentía y el acierto de Javi García. El equipo recuperó buenas sensaciones y volvió a ser un colectivo. Salvo un irregular Thompson y un desacertado Brussino (por más que lo intentó), el resto recuperó la frescura y sus porcentajes de acierto.

El UCAM Murcia se presentó con problemas. Con la baja de DJ Strawberry, que finalmente no viajó, y con los problemas físicos de Frankamp, con una rodilla vendada. Esos dos jugadores suponen 30 de los puntos que habitualmente anota el equipo de Sito Alonso, lo que es un contratiempo para cualquiera. Tuvo problemas de anotación al inicio pero, sobre todo, tuvo problemas en defensa casi toda la tarde.

Ahí empezó a romperse el partido muy pronto porque los jugadores del Casademont se encontraron solos desde el principio y no tardaron en entonar sus muñecas. Sito Alonso tuvo que parar el partido cuando se habían jugado tres minutos porque el marcador ya indicaba un claro 14-4. De esos 14 puntos 12 procedían desde el 6,75 con un impecable 4/4. El Casademont vio esa vía abierta y se lanzó a por ella. El UCAM quiso imitarle y solo encontró errores y pérdidas.

El equipo de Ocampo, muy concentrado, aprovechó para ir aumentando diferencias y encarrilar el partido desde el primer cuarto con un elocuente 26-13. El equipo aragonés firmó en esos primeros diez minutos un 6/10 en triples y 3/6 en tiros de dos. Una tónica que se mantuvo en el segundo periodo. El Casademont ya estaba cómodo y eso suele ser suficiente para que aparezcan los jugadores de calidad. Solo las faltas frenaron un poco el ritmo del encuentro, pero el Murcia seguía teniendo demasiados problemas para anotar. Solo Radovic era capaz de producir en ataque para los murcianos, mientras el Casademont estaba muy atento para provocar fallos y salir a la carrera.

Al descanso el Casademont ya había logrado los 20 puntos de diferencia (53-33) con una buena actuación coral. De todos los jugadores que habían estado en la pista tan solo no habían anotado Rupnik, que apenas tuvo tiempo, y DJ Seeley. El escolta andaba algo errático, metido en su propio laberinto, cometiendo pasos, faltas, sin encontrar su camino al aro. Pero fue lograr la primera canasta mediado el tercer cuarto y empezar a soltar todo su repertorio para terminar con 16 puntos.

El UCAM Murcia sabía que sus opciones de meterse de nuevo en el partido pasaban por un buen inicio de segunda parte. Hizo lo que debía el equipo de Sito Alonso y metió al Casademont en los primeros apuros del partido, porque perdió el control de la situación. Ocampo lo paró con 56-43 y el equipo se rehizo a partir de una mayor intensidad atrás que volvió a provocar los errores del rival. Enseguida regresaron los 20 de diferencia al marcador.

En el último cuarto aumentaron tanto el acierto del UCAM como la relajación del Casademont, que finiquitó el asunto con la calidad individual de Seeley, Benzing y Ennis, anotando todos desde media y larga distancia o desde el tiro libre el alemán. La defensa alternativa planteada por Sito Alonso dificultó el juego del Casademont e hizo que el marcador se apretara, aunque ni los locales dejaron que fuera a mayores ni los visitantes tenían recursos suficientes como para pensar en la remontada. Así que el Casademont Zaragoza suma su segunda victoria de la temporada, se quita el mal sabor de boca de Gipuzkoa, respira Diego Ocampo y gana tiempo para seguir adelante. Ahora le espera una nueva Champions más corta y más exigente.