El fútbol sala en el colegio Moncayo es una modalidad con un gran peso específico. Con 150 jugadores encuadrados en 15 equipos, su coordinador es José Antonio González y el ayudante Rafa Beltrán. «Es un milagro que para una sola persona haya 15 equipos. Cada conjunto tiene sus necesidades, hay 12 niños por equipo, 24 padres y es complicado llevarlo», afirma Rafa Beltrán, para el que el secreto es tener «pasión y sentimiento por el fútbol sala. Si no tienes esto no puedes participar en este deporte. El fútbol sala es lo más importante de las cosas menos importantes», reconoce Beltrán.

Las nuevas generaciones de jugadores no son como las de antaño. «Ahora veo más dispersos a los niños. Los jugadores de antes tenían más pasión porque había menos distracciones», explica Beltrán. Javier Martín, el director del colegio, también tiene pasión por este deporte. «Yo creo que le apasiona todo el deporte. Es una persona super válida y pone todas las facilidades a todos los deportes. En el club deportivo no hay problema ni con el baloncesto, ni con el balonmano. Hay una buena sintonía entre los tres deportes», explica González.

La temporada está a punto de acabar. El balance es muy positivio. «El infantil de nivel A ha terminado séptimo en el Campeonato de Aragón, el equipo alevín A ha estado en la Superliga y los benjamines han estado a las puertas de jugar la Copa. Hay equipos más flojillos que van entrando poco a poco», afirma José Antonio González.

La filosofía de la sección es muy clara. «La educación dentro del deporte. Pero todos los chavales salen a ganar dentro de unos baremos, respetando al contrario, a los entrenadores, al público y árbitro». Beltrán indica que «el resultado es un proceso. Si educamos bien, si entrenamos bien, si somos cada día mejores, podemos conseguir mejores resultados», afirma.

El coordinador describe cómo se encuentra el panorama del fútbol sala escolar aragonés. «Hay colegios en los que los niños se educan y tienen un comportamiento fenomenal y predomina siempre lo bueno. Los clubs fichan y van a por el resultado», dice González. Siempre se priorizan los libros sobre el deporte. «Hablamos con los padres y nos ponemos de acuerdo para que el chaval saque mejores notas. Es un trabajo común entre los entrenadores, los padres y los maestros. Pero el deporte nos da unos valores importantísimos», dice González.

Casi el cien por cien de los niños son del colegio. Tan solo dos niñas practican fútbol. Son las alevines Carlota Les y Mar Lasa. Las instalaciones son muy adecuadas. «Contamos con el pabellón y dos campos exteriores. Hay otro pequeño en la parte posterior del colegio. Nos haría falta un campo más para ir más holgados», indica.

González y Beltrán llevan trabajando en el colegio desde el año 2006. «La curva de participación y calidad va por hornadas. En la temporada 2012-2013 fuimos campeonas de Aragón alevines y benjamines». En cuanto a la problemática de los padres, González dice que «en general son todos majos y son controlables. Hacemos reuniones, les pedimos un buen comportamiento y que animen a los chicos. El mayor problema es con los árbitros y les decimos que cojan el pito y arbitren. En los entrenamientos los abuelos son más problemáticos que los padres». Beltrán explica que «los padres son parte de equipo junto a jugadores y entrenadores. Hay que intentar que todo esté unido. Esa es la clave», indica.