El Casademont Zaragoza ha cambiado el paso en Europa. Se ha aplicado para sacar el billete a octavos de final y va camino de ello. Venció al Neptunas Klaipeda (86-70) para sumar su séptima victoria en la Champions, la tercera consecutiva, y sacar así dos de ventaja a los dos conjuntos con los que tiene ganado el averaje, el Besiktas y el Falco Szombathely. Con solo tres partidos por jugarse en la fase de grupos, el Casademont tiene bien encarrilada su clasificación. Con ganar en casa al PAOK tendría suficiente y aún podría buscar una mejor clasificación en sus salidas a Dijon y Brindisi.

Desde que falló en casa con el Telekom Bonn, el Casademont ha dejado su versión europea de principios de temporada para ser el equipo solvente que se ha visto en la Liga Endesa. Y el triunfo ante el Neptunas tiene su mérito porque lo consiguió sin Rodrigo San Miguel ni Fran Vázquez, de baja por diferentes molestias, con un solo base puro y rehaciéndose de las malas sensaciones de su último partido de Liga. Es verdad que tuvo sus momentos de flaqueza, que se le hizo largo el encuentro, pero no lo es menos que tuvo el partido bajo control casi siempre y que incluso estuvo peleando por recuperar el averaje (-18) del partido de ida. Hubiera sido un paso definitivo para eliminar al Neptunas como rival por la clasificación, pero aún así ahora le saca tres partidos de diferencia con tres por jugarse.

Al Casademont le costó encontrar el ritmo y luego pasó por diferentes fases. Primero fue una ametralladora que metía casi todo lo que lanzaba y después solo anotó con cuentagotas. Empezó dominando a base de triples y acabó manteniendo el control gracias al rebote. A pesar de la irregularidad, hubo más buenas noticias que malas en el partido del Casademont. Volvió a ser una victoria colectiva, en la que cinco jugadores superaron los diez puntos y, cuatro, los diez de valoración. En la que repartió 21 asistencias. En la que anotó 12 triples. Pero seguramente lo mejor de la tarde fue Vit Krejci.

TRIUNFO CORAL / La ausencia de San Miguel dio más minutos al checo, habitualmente fuera de la rotación desde la llegada de Ennis. Y el joven exterior aprovechó a la perfección los 24.40 minutos que le dio Fisac. Estuvo suelto, con confianza, dejó buenas acciones para la galería, hizo nueve puntos, dio cinco asistencias y, con él en pista, el equipo ganó por 25, convirtiéndose en el mejor de ese apartado (+/-). Una gran noticia en un día en el que los exteriores volvieron a brillar, tanto Ennis como Seeley y Brussino, mientras que por dentro los cuatros llevaron el peso mientras las faltas se lo permitieron.

Tras unos minutos iniciales en los que el Neptunas estuvo más acertado de tres (3/4 hizo en triples en los primeros compases), el Casademont se hizo con el mando del partido y, también muy atinado desde el 6,75, empezó a amasar pronto su ventaja. Alcanzó los 20 puntos pero el pastel era un souflé y, al sacarlo del horno, bajó. Tras el descanso el cansancio hizo mella en el equipo aragonés, las cabezas ya iban más despacio y al equipo aragonés le costó anotar.

No pareció en ningún momento que peligrara la victoria pese a que el Neptunas consiguió rebajar la diferencia por debajo de los diez puntos y la única emoción de la noche era comprobar si se podían recuperar los 18 puntos de la ida. El Neptunas pensó en lo mismo y no dejó que sucediera. El Casademont tenía que ganar y ganó. Debía reaccionar en Europa y ha reaccionado. Los octavos están muy cerca.