El Real Zaragoza está ahí, con su victoria en Soria llena de valor, que le permite aspirar con convicción y fortaleza a la promoción de ascenso y soñar con todo. ¿Por qué no? Lo hace tras un meritorio triunfo en Los Pajaritos, donde el sentir de los más de 2.000 zaragocistas se hizo notar para lograr un botín que es un paso de gigante. El Zaragoza, tras 4 triunfos seguidos, tras 19 puntos de 24, es un cohete hacia Primera División y ya todos los rivales por subir le miran con temor. Pombo, con dos goles de delantero centro, suplió la falta de fortuna ante el marco contrario de Borja Iglesias. Sí, este Zaragoza ya parece imparable y en Soria se llevó un alegrón tremendo, solo empañado por el golpe de Benito, la lesión de Buff y las sanciones de Grippo y de Pombo.

El equipo de Natxo González llegó a Navidad a 11 puntos de la promoción, ahora la ve a solo tres tras la victoria de Osasuna. Venció en Soria, en un estadio muy difícil de asaltar, donde el Numancia solo había perdido dos veces hasta ayer y donde el equipo zaragocista no había ganado nunca en Segunda y solo una vez en toda su historia. Allí ganó este cohete que es ahora el Zaragoza, en un partido muy abierto donde mereció sentenciar mucho antes el triunfo. La mala tarde de Borja lo imposibilitó, pero fue mejor que el Numancia y el puñetazo que ha pegado encima de la mesa atronó en toda la Segunda División. Sí, es el momento.

El partido era de trazo grueso, vital para ambos conjuntos, y la intensidad se notó desde el principìo. El Zaragoza, con la única novedad obligada de Buff, no tardó en contrarrestar con su presión el inicio local y empezó a jugar con cierta fluidez en ataque. Eguaras fue el primero en probar suerte y Borja, a centro del navarro, tuvo una clara ocasión antes de que llegara el gol del conjunto zaragocista, superior en el tramo inicial del choque. Perone filtró un pase, Buff vio donde otros no ven nada y asistió de tacón a Pombo, en fuera de juego, para que batiera por bajo a Munir, novedad en la portería soriana.

El gol no sentó bien al equipo de Natxo. El Numancia dio pronto la réplica en un error de marcaje de los centrales tras un córner y Del Moral batió a Cristian Álvarez a bocajarro. El Numancia encontraba espacios por el carril de Marc Mateu, bien asistido por Saúl, pero el Zaragoza tenía más poso en la medular para que el partido estuviera igualado entre dos aspirantes a la promoción y sobre todo era un pleito abierto, de ida y vuelta. Pere Milla probó suerte tras un error de la zaga zaragocista, y Borja, en un centro medido de Lasure, no acertó de cabeza con todo a favor.

La buena presión zaragocista en la salida de balón numantina se diluía con errores puntuales como el de Cristian Álvarez que no aprovechó Pere Milla. Benito, que había sufrido mucho con Marc Mateu, se marchó conmocionado tras un golpe con el extremo del conjunto soriano, que desde entonces se las vio con Delmás, mucho más solvente en defensa, y la primera parte acabó con una clarísima ocasión de Buff, que se entretuvo demasiado para que Carlos Gutiérrez le quitara el balón. Buff se lesionó al golpear el césped con el pie para acabar un buen primer acto zaragocista, bien con el balón y con irregularidad en la defensa.

Salió frío el Zaragoza en la segunda parte, con Febas en lugar de Buff y sin poder gobernar el choque en la medular. Lasure, fantástico todo el partido, sacó bajo palos un remate de Dani Calvo, pero poco a poco el equipo de Natxo se fue sintiendo más cómodo, saliendo bien a las contras armadas por Eguaras, Guti y Febas. Un estupendo centro de Lasure no lo aprovechó Borja y el choque estaba cada vez más abierto, aunque el Zaragoza parecía mejor que su rival. O por lo menos daba más sensación de peligro.

Se confirmó en el tramo final, donde Jagoba Arrasate buscó oxígeno en el medio con Escassi y más llegada con Nacho, pero los cambios del Numancia no frenaron el notable nivel zaragocista en ataque. Borja no llegó por unos centímetros a un pase de Lasure tras una gran acción de Febas y la respuesta la dio el Numancia por medio de Nacho, al que tapó bien Cristian en un mano a mano. El partido estaba para cualquier cosa, pero el fútbol fue justo con el que más méritos de ganar acumulaba.

Febas originó una acción donde Zapater dio una gran asistencia a Pombo que ejecutó a Munir para el 1-2. Era el delirio de la grada zaragocista, que contuvo la respiración cuando Borja encaró al meta rival tras un envío de Pombo. No era el día del gallego, que no superó a Munir, pero el Zaragoza, con tres centrales con la entrada de Mikel, aguantó bien el último tramo para dar un paso tremendo, para decir que soñar con el ascenso es posible.