José Javier González se levantó de la cama como si tuviera un muelle en el trasero. Pese al madrugón, puesto que tuvo que despertarse a las cinco de la mañana, este deportista del equipo de esquí-alpinismo de la Guardia Civil de Jaca, se puso muy pronto las pilas.

El domingo pasado disputó la última prueba de la temporada. El I Trofeo Peña Guara se celebró en la zona de Anayet-Espelunciecha, cerca de Formigal. "El día anterior tuvimos una reunión técnica en Búbal donde Antonio Gros, reponsable de la carrera, nos explicó las condiciones de la nieve, el circuito y la entrega del dorsal", dice González, que explica paso a paso su concurso en la prueba.

Tras la reunión técnica, volvió a Jaca, cenó y preparó el material. "Me costó hacer las dos mochilas media hora. En una de ellas metí un botellín de Isostar, una bolsita de glucosa, la pala, el casco, los guantes y la cinta. En la otra, ropa para cambiarme tras la prueba", apunta González.

Parte importante es el encerado de los esquís. "El sábado por la noche puse cera pensando que al día siguiente tendríamos una temperatura de -1 a -4 grados".

El domingo por la mañana desayunó "café solo, un plátano, yogur con muesli y dos tostadas con mermelada". A las seis le recogería en Jaca Carlos Villar y junto a Moises Gómez y Fernando Navarro, la furgoneta se dirigió hasta el aparcamiento del telesilla de Anayet, a poco más de un kilómetro del Portalet. Cuando llegaron faltaba una hora para la salida.

Calentamiento

Las condiciones eran perfectas. Apenas hacía frío, ni una brizna de aire y había muchísima nieve. Los esquiadores iban a gozar de la competición. González calentó un cuarto de hora de carrera a pie, se colocó las pieles de foca para que el esquí se adhiera a la nieve en la subida, ajustó el ARVAS (detector de avalanchas) y, antes de la salida, hizo unos progresivos con los esquís.

La zona de Anayet se ha convertido en el Montmeló del esquí de montaña del Pirineo. Los accesos son fáciles, los recorridos atractivos y las insfraestructuras de Formigal, modernas. Peña Guara decidió este año abandonar sus altas rutas por la Maladeta y el pico del Alba por temor a quedarse colgados y suspender la carrera. Lo malo fue que su gran figura, Sara Gros, no compitió al celebrar la vispera el paso de Ecuador.

50 esquiadores partieron a las ocho de la mañana. "Había que hacer tres subidas y tres bajadas. Comencé al 95 %, pero me cortó entrar en calor. Pasamos de 1.730 metros a los 2.250 del pico Lapazuso. Llegué arriba el undécimo". En la cima se quitó las pieles de foca para bajar. "Estaba la primera bajada difícil, con nieve dura".

Fernando Navarro siempre fue en cabeza. El turolense ha sido el mejor este año. "Tras finalizar el primer descenso me quité los esquís, pasé un puente, puse la fijación de los pies de fija a movil y volví a ponerme las pieles de foca". González, un motor diesel de 32 años, se empezó a calentar. Comenzaba la segunda subida (Espelunciecha) el noveno.

Tramo final

Mejoró en la tercera subida hasta el techo de la carrera, el pico Arroyeras (2.500 metros). "En el último descenso alcancé a otro esquiador". El primer corredor en llegar fue Luisa Romerales puesto que las mujeres hiceron un recorrido más corto que los hombres. Después llegó como un obús Fernando Navarro.

González fu el sexto en dos horas. "Esperaba llegar en mejor lugar", dice. Tras dos horas de carrera, los participantes se confundían con la marabunta de niños, niñas, padres, madres y abuelos que hacían cola en el telesilla de Anayet. Dos mundos bien distintos se fundían en la alta montaña, la soledad del esquiador de montaña y la masificación del esquí alpino.