Cuando el rival está herido hay que matarlo ". Esta metáfora era ayer un comentario muy repetido por los componentes de la plantilla zaragocista en la Ciudad Deportiva. Los jugadores, al margen de la fortuna que tuvo Denilson en el gol que marcó con la pierna derecha y que supuso el empate, confesaban que habían pecado de ingenuidad al dar vida a un Betis que salió dormido en la primera media hora, donde el conjunto aragonés marcó el primer gol y tuvo la oportunidad de sentenciar. No sólo no lo hizo sino que se le escapó el control del encuentro con el marcador a favor y el conjunto verdiblanco acabó por remontar.

Esa falta de inteligencia a la hora de llevar el encuentro, algo que denunció el propio Víctor Muñoz en la rueda de prensa posterior, es la mayor autocrítica que se hace en el vestuario zaragocista sobre una derrota que ha devuelto al equipo a las posiciones de descenso, sólo una semana después de abandonarlas tras el triunfo en el último instante en el encuentro frente a la Real Sociedad. "Es para estar muy preocupados. No podemos perder partidos que se nos ponen así", señaló un jugador de la plantilla zaragocista.

UN SUCESO REPETIDO El hecho, además, no es la primera vez que sucede en lo que va de temporada. También en Sevilla, en el partido de la primera vuelta en el Sánchez Pizjuán, el Zaragoza se adelantó con dos goles a favor en la primera media hora, pero acabó marchándose de vacío ante el conjunto sevillista, que aprovechó la expulsión de Generelo y también dos errores de concentración en jugadas de estrategia. En ambos, Podestá acertó de cabeza y Antoñito sentenció el 3-2.

En La Coruña, en el que sería el último partido de Paco Flores, el equipo, que llegaba necesitado de puntos y con muchos nervios, se encontró con un tanto de rebote de Generelo, pero no supo manejar el encuentro y terminó cayendo goleado (4-1). O en Salamanca, en Copa, cuando un 0-2 en la primera parte --estando con diez por la expulsión de Ferrón-- derivó en un empate charro que salvó Galletti en el último instante de la prórroga con no pocas dosis de fortuna.

También afortunada fue la victoria ante la Real Sociedad hace nueve días gracias a un penalti a Villa en el descuento, pero ese encuentro casi nació con ventaja zaragocista por el madrugador tanto del Guaje . Sin embargo, el conjunto donostiarra no sólo empató sino que se hizo con el dominio absoluto del choque.

Pero hay más ejemplos. En las dos primeras jornadas de Liga, ante el Deportivo en La Romareda y frente al Mallorca en Son Moix, el Zaragoza tuvo ocasiones de sobra para sentenciar a sus rivales y acabó perdiendo, como también lo hizo en Mestalla, donde sólo reaccionó en la segunda parte después de regalar la primera al Valencia (3-2). Mientras, al Athletic de Bilbao se le concedió un cuarto de hora y dos goles para acabar sufriendo para empatar (2-2).

DEMASIADOS INCONVENIENTES Errores de concentración, bisoñez, pocos recursos, falta de poso futbolístico... las justificaciones para los varios pecados de ingenuidad que ha hecho este Zaragoza en lo que va de curso son variadas. Todas válidas si se quiere, pero es que este deporte engloba muchos otros conceptos que van más allá de la capacidad técnica con un balón o la condición física y todos son absolutamente básicos.

El domingo volvió a repetirse la historia en el Ruiz de Lopera, pero lo peor es que el conjunto aragonés ha demostrado que no aprende de los errores del pasado. Y cada vez queda menos tiempo para rectificar, catorce jornadas en concreto. En ellas, el equipo de Víctor Muñoz ha de construir una permanencia que ahora está en peligro, no sólo por las limitaciones propias de la plantilla sino también por los muchos fallos que están jalonando la trayectoria del equipo en lo que va de curso.