El bellísimo circuito de Phillip Island puede ser escenario en la madrugada del domingo de otra gran conquista del motociclismo español. Será el título mundial número 27 de la armada . Su protagonista, al igual que sucediera con el número 26, que llegó tras cuatro años de sequía, volverá a ser Dani Pedrosa (Honda), el muchacho vallesano de 19 años que se ha convertido en la gran alternativa, junto a Sete Gibernau (Honda), del poder italiano que lidera Valentino Rossi (Honda, MotoGP) y que, gracias a Andrea Dovizioso (Honda, 125cc), ya se ha llevado el primer título de este año.

Australia recibió al Mundial con frío y lluvia. Ese tiempo intempestivo perjudica al pupilo de Alberto Puig, aunque da la sensación de que, sin la ayuda del cielo, el título de MotoGP también puede quedar sentenciado la madrugada del domingo, pues el doctor Rossi (Yamaha) tiene suficiente con acabar pegadito a Sete para romper con 12 años de sequía de la marca del diapasón en la categoría reina. Pedrosa lo tiene aún más fácil: si gana el argentino Sebastián Porto (Aprilia), tiene suficiente con acabar entre los 14 primeros.

UN AÑO REDONDO Pedrosa, que ayer reconoció el remozado trazado australiano en compañía de Puig en un escúter, casi no reconoció el punto donde se estrelló el pasado año y se destrozó los dos tobillos. La fecha del desastre fue el 17 de octubre del 2003. "Fue cinco días después de conquistar en Malaisia el título de 125cc, así que la única forma de enterrar esa pesadilla es conquistando el título aquí, en Phillip Island, el mismo circuito que me proporcionó la mayor desgracia de mi vida".

El día de gloria será este domingo, otro 17 de octubre. Pedrosa quiere conseguir su segundo título mundial ganando. "Lo intentaré, pero correré pensando en el título. Tal vez sea la primera vez que lo haga, pero para todos nosotros esta conquista es muy importante. No puedo fallar".

Pedrosa, que este año ha enlazado la mejor racha de su vida, con seis victorias, cinco segundos puestos y un tercero, está convencido que aprovechará su primera bola de partido. Sete también cree que alargará la incertidumbre sobre el título de MotoGP hasta Valencia. "Espero repetir la carambola de Qatar y recuperar el terreno perdido", explica el catalán, tras la decepción sufrida en Sepang (Malaisia), donde fue séptimo, su peor clasificación del año, y puso el título en bandeja a Rossi.

SETE, CON HONDA Gibernau, que ayer confirmó personalmente que seguirá en Honda, con Telefónica y en el equipo del italiano Fausto Gresini, pidió, al menos, que se le reconociera el papel de alternativa que ha jugado durante las dos últimas temporadas. "Si sois sinceros --dijo ayer a un reducido grupo de enviados especiales de la prensa española-- reconoceréis que este Mundial sin mí hubiese sido una mierda. Sí, sí, una mierda, porque Rossi lo hubiese ganado con una mano. Sólo yo le he complicado las cosas. Y aún no hemos acabado de luchar".

Sete buscará la victoria en espera de que Rossi tenga problemas y pueda trasladar el pulso al último escenario del año: Valencia.