Fue compañero de Luis Enrique en aquel Barça de la temporada 1998-99 de Van Gaal que contaba también con Rivaldo, Guardiola, Figo o Xavi. Reconoce que el asturiano le ayudó mucho en el vestuario, pero este sábado ambos serán rivales en banquillos opuestos en la final de Copa del Vicente Calderón. El Flaco, como se conocía de jugador al argentino nacido en Leones, debuta como entrenador en una final, pero será un novato peligroso para los intereses azulgranas visto a dónde ha sido capaz de conducir al Alavés, noveno en la Liga y ganador en el Camp Nou en el torneo liguero.

«Lo tomo como mi primera final, porque las finales como jugador son diferentes ya que no tienes la responsabilidad que tiene un conductor», aseguró ayer Mauricio Pellegrino, que se definió como «un joven entrenador» que tiene «la ansiedad lógica de competir». Una ansiedad que comparte todo el equipo, pero que el técnico quiere convertir en motivación. «La idea que guía al equipo es trabajar como todo el año, así tendremos posibilidades», aseguró el capitán de la plantilla, Manu García, que pidió matizar el entusiasmo que transmitirá al equipo los 25.000 aficionados que se desplazarán a Madrid. «Lo emocional nos servirá para estar preparados antes del partido, pero una vez en él debemos tener un nivel de activación correcto. Habrá tensión, pero debemos estar tranquilos», añadió García.

Elogios al Barcelona

Responsable final de modular esa activación será Pellegrino, que esta semana ya ha debido parar un entrenamiento por la intensidad extra de sus jugadores. «No sé decir un jugador que no se merezca estar en el once titular», elogió el técnico, que tampoco ahorró alabanzas para su potente rival: el Barça persigue su 29ª Copa y el Alavés, la primera.

«En los últimos años, el Barça ha hecho de lo extraordinario algo normal. La normalidad para el Barça es jugar para vencer y tienen la mentalidad de ganar siempre. Para competir ante un equipo con un rendimiento tan alto hay que hacer muchas cosas bien», recordó.