Mal inicio ha tenido el Roteiro. A la selección española, patrocinada curiosamente por Adidas, no le ha gustado nada el balón diseñado por su espónsor para la próxima Eurocopa de Portugal. Y no porque le costara más de lo previsto ganar a Perú, sino porque se sintieron extraños cada vez que golpeaban ese balón futurista, cuyo nombre se debe al diario de a bordo que usaba Vasco da Gama en 1497. "Es horroroso", clamó Iñaki Saez, el seleccionador español. "Parece un balón de playa, hace cosas muy extrañas", denunció Iván Helguera, quejoso porque la pelota no le hacía caso en Montjuïc.

Tal vez, porque no escuchó antes a su compañero David Beckham, que ha colaborado en la fabricación de la pelota al ser uno de los grandes iconos publicitarios de Adidas. "Necesito saber que puedo confiar en que el balón irá donde yo quiero que vaya. Nadie ha visto nunca nada igual". El inglés, aunque parezca increíble, habló así de bien del Roteiro. Una pelota que no deja a nadie indiferente. Entre otras razones, por su innovador diseño --sus 32 láminas han sido soldadas térmicamente por lo que no hay costuras-- y por la batalla comercial que oculta.

Cada vez que un balón nuevo rueda por el campo, gira la rueda de la polémica. No han pasado aún ni dos años desde que el Fevernova, la pelota del Mundial de Corea y Japón, provocara recelos. "Hace unos efectos rarísimos", clamó entonces Iker Casillas en el verano del 2002. "No creo ni que se le pueda llamar una pelota de fútbol", gritó el bético Joaquín tras tener su primer contacto con el Roteiro en febrero del 2004. En Adidas, que posee la exclusiva de los Mundiales y de las Eurocopas, andan alarmados por el ruido que se ha organizado.

"Estamos muy extrañados porque con un solo partido se han atrevido a juzgar el balón", declaró ayer Hervé Locatelli, director de márketing de la multinacional de prendas deportivas. "Pero ya estamos acostumbrados. Cada vez que lanzamos un balón nos pasa lo mismo. En el mundo del fútbol los jugadores son reacios a las novedades", dijo recordando los problemas que ocasionó el Fevernova, del cual se han vendido ya medio millón de unidades en España en menos de dos años.

Presentación del balón Nike

Más allá de las necesidades tecnológicas, las empresas cambian de pelota (ha habido cuatro modelos distintos de Adidas en la última década) por un objetivo puramente comercial: vender más. Nike, por ejemplo, equipa a la Premier League inglesa, a la Serie A italiana y también a la Liga Profesional española. A ésta paga ocho millones de euros (1.334 millones de pesetas) por cuatro temporadas. Y hoy, la multinacional norteamericana presentará en Barcelona el nuevo balón con el que se jugará la Liga la próxima temporada, mientras su gran competidor, el Roteiro, levanta reticencias en su estreno.

"Queremos pensar que detrás de las críticas no hay una guerra de marcas", afirmó Locatelli, quien dijo estar dispuesto a enviar un balón a casa de cada internacional para que se acostumbre al mismo. Hará lo mismo con el Madrid y el Zaragoza, los dos finalistas de la Copa del Rey, que también utilizarán el Roteiro. "Si lo enganchas bien, es una bala", dijo el ejecutivo de la multinacional, recordando el gol del peruano Solano. El Roteiro pesa 437 gramos, lo mismo que Fevernova o el Tricolore, la pelota estrenada en el Mundial de Francia-98. "Tiene el mismo bote que los anteriores. Se ha medido en el laboratorio de la FIFA", añadió.

Los jugadores, en cambio, no entienden de laboratorios. Sólo de sensaciones. "No pesa nada. Al chutar, la pelota se eleva mucho", dijo Joaquín. "Es más liso, más redondo y mejora la trayectoria porque hace menos extraños en el aire y el disparo es más exacto", replicó Locatelli. En su primera hoja del diario hacia Portugal, Roteiro ha provocado una marejada.