Un penalti de Abraham a Joselu en el último suspiro, una acción que deja en mal lugar al lateral, que acababa de salir al césped y que lleva una temporada para olvidar, dilapidó una victoria que el Zaragoza tenía en la mano, que la acariciaba tras remontar el gol madrugador de Linares cuando el equipo era indolencia pura. El empate final ante el Recre tiene más sabor a pena que a otra cosa, aunque deja sensaciones contradictorias, por la mejoría con respecto a la terrible imagen anterior y por ser capaz de levantarse cuando peor cara ofrecía.

Sin embargo, el punto se revela del todo insuficiente para la lucha por el ascenso directo, que hoy puede quedar a 11 puntos con 14 citas por jugar, mientras que el Recre sigue a 9 y con el goalaverage a favor. La meta, si la hay, está ubicada de forma clara en la promoción. Pero el empate, sobre todo, deja una racha de dos puntos de 15 que es una losa para el Zaragoza y para Herrera, que de momento sigue pero que está desatado en sus órdagos a la directiva que encabeza Pitarch.

El técnico se barruntaba que la derrota en Huelva podía ser su adiós, y así lo dijo antes, y tras el partido dejó en el tejado de los dirigentes su cese. "Si no les gusta, que me echen". Casi nada. Otra muestra del divorcio y de la falta de unidad que impera en el club. Y así, luchar por un objetivo único es casi un imposible. La marcha del Zaragoza esta temporada es la muestra.

Habrá que ver cómo recoge el guante Pitarch, pero el director general pudo ver que el equipo recuperó sensaciones en Huelva después de cuatro partidos horrorosos y una primera media hora en el Nuevo Colombino donde mantuvo ese semblante cadavérico. Esa reacción va a darle una vida más a Herrera, aunque sea más que difícil creer en un equipo tan irregular y que convence poco, o nada, a su afición y al fútbol en general.

MAL INICIO Herrera, en todo caso, deja claro que no va a tirar la toalla. Y también tiene más que decidido morir con su grupo de confianza. Luis García por fin le respondió a esa fe, con un gol, mientras que Paglialunga siguió en su tono gris, aunque de salida ese color fue el de todo el equipo en general. O negro directamente. Porque si el Zaragoza se jugaba tanto en el Colombino y su entrenador llegaba en el alambre, la respuesta fue el mismo nivel ramplón y raquítico que tantas veces ha ofrecido. El Recre se adueñó del balón y no tardó en mirar de cerca a Leo Franco, que por suerte no se olvidó el traje de héroe que se ha puesto en muchas ocasiones este curso.

Mientras Paglialunga era un abismo como ancla y el Zaragoza se rompía con una presión desordenada además de ser incapaz de dar tres pases seguidos, el Recre avisó primero con un disparo de Montoro y marcó después, cuando el centrocampista le cogió la espalda a Rico y Linares sacó los colores a Álvaro para volver a hacer diana al equipo de su tierra. El gol premió al mejor equipo, pero provocó que el Recre, que es más que justo en defensa, optara por una actitud conservadora. Probablemente vio a un rival sin respuestas. Y el Zaragoza, entonces, no las tenía.

Tardó en levantarse, pero lo hizo. Herrera retrasó a Acevedo para jugar con un doble pivote en la medular y para cerrar vías de agua demasiado abiertas, mientras que Cidoncha, por delante de ambos tras reubicarlo también el técnico, empezó a aparecer con fuerza por casi todos los lados. En su partido más completo, el madrileño demostró que su energía e intensidad son aprovechables, si se minimiza su desorden con el balón. El caso es que el Zaragoza ganó metros y empató en su única acción potable en toda la primera parte: un pase en largo de Acevedo, una dejada de cabeza de Montañés, en su única aparición interesante, y un disparo de Luis García que, tras dar en Morcillo, entró en la portería de Cabrero. Un tiro, un gol. Tal cual.

El gol supo a reivindicación para el asturiano y sentó bien al Zaragoza, que ya propuso un pleito de tú a tú al Recreativo, incluido a Menosse, cuyas formas le aproximan más a un boxeador que a un futbolista. Un buen ejemplo fue el codazo a Roger antes del descanso.

El Zaragoza mantuvo tras el intermedio esa mejoría final y comenzó dominando. Roger protestó un penalti dudoso de Menosse que acabó en amarilla para el punta, que después estuvo lento en un buen pase de Cidoncha. Sin embargo, el Recre volvió a adueñarse del balón y el carril zurdo de Toño y Anton fue una autopista. Joselu tuvo todo a favor para marcar pero Leo Franco despejó, lo mismo que en un centro de Toño donde la mano del meta fue providencial.

Se resistía Herrera a mover el banquillo y se encontró con un gol tras regalar el arbitro una cesión de Montoro que no fue. Un disparo seco de Rico tras sacar en corto la falta dio en Toño para llegar a la red. Más merecida o menos, el Zaragoza, como en Riazor, tenía la victoria en la mano. Controló los últimos minutos, perdió tiempo, salieron Víctor y Álamo... Y después, Abraham. Cuando el Recreativo solo metía balones al área y el Zaragoza se echó atrás, el lateral decidió no despejar uno y arrolló a Joselu. Ver para creer. Morcillo no perdonó y recubrió de pena el punto obtenido en Huelva.