Después de una primera parte lamentable, España terminó perdiendo en una segunda parte loca, que parecía destinada al empate, después de que los de Luis Enrique hubieran podido ganar. España, que empezó la competición deslumbrando, vive ahora pendiente de un empate en Wembley, en la última jornada entre Croacia e Inglaterra para ganar su grupo de la Liga de Naciones.

El equipo de Luis Enrique empezó intentando tener el balón y presionar lejos de la portería, pero nada funcionó hasta que llegaron los goles. Ceballos e Isco fueron los únicos titulares capacitados para dominar el juego, con el apoyo de Sergi Roberto desde el lateral derecho, pero ninguno tuvo protagonismo en el juego pesado, lento y cansino de España.

Croacia encontró salida con balones largos a la espalda de la defensa española y el interista Perisic encontró una vía de agua a la espalda de Sergi Roberto. A la segunda que tuvo disparó al palo, previo meritorio palmeo de De Gea. Croacia estaba obligada a dar un paso adelante, después de dos derrotas en sus dos primeros partidos del torneo, y lo dio en vehemencia y vigor, también en dureza en el juego. España perdió la batalla de la intensidad y se impuso el partido que quería Croacia.

El frente de ataque de España fue como un fenómeno paranormal, de la que se habla pero nadie ha visto en realidad. Un tiro de Isco casi al descanso, tras un robo, no tras una jugada elaborada, fue el bagaje español de la primera parte. El cabreo de los jugadores españoles con la permisividad del árbitro fue lo más destacado al descanso, con una Croacia de más a menos, pero aún mejor en un partido tedioso.

No cambió la tendencia negativa de Croacia tras el descanso, pero cuando España empezaba a encontrar más situaciones en área rival, un fallo garrafal de Sergi Roberto en campo propio propició el 1-0. Con De Gea vendido, Kramaric definió con tranquilidad. La reacción de España fue inmediata, como un gigante dormido al que le despierta un ruido estridente. La anticipación de Íñigo Martínez en medio campo inició una jugada demasiado buena para el partido que Ceballos aclaró con un taconazo profundo y llegó al área pequeña a rematar, mientras Isco le había cuidado la creación.

Los goles espolearon el partido y los jugadores se quitaron la camisa de fuerza con la estaban jugando. Croacia llegaba con peligro, pero en España empezaron a aparecer Isco, Ceballos y Busquets. Luis Enrique introdujo en el campo a Morata y Asensio y, conforme bajaba la intensidad de Croacia, crecía la presencia de España en el partido.

Croacia es un equipo de raza. Cuando peor estaba, de nuevo, encontró el gol. En un segundo centro tras un saque de esquina, entre la defensa y De Gea, de nuevo enclaustrado debajo de los palos, dejaron a Jedvaj rematar solo en el segundo palo, en área pequeña, con los pies en el suelo, en un centro sin tensión. Con el equipo tambaleándose, Luis Enrique quitó a Saúl, al que el partido le sobrepasó, y apostó por Suso.Unas manos del atlético Vrsaljko devolvieron al partido a España, que empató con otro gol de penalti de Ramos, preámbulo de una carga final española decepcionante.

El final, con un empate insatisfactorio para ambos, salió peor de lo que prometía. El impulso de España se ahogó entre los primeros tramos de posesión de una Croacia cada vez más nublada por el cansancio. Ya en el descuento, el corazón le dio la victoria a Croacia con otro tanto del lateral Jedvaj.