Víctor decidió cambiar el papel de Pep Biel en la jornada 30, un 16 de marzo, cuando ya llevaba tres meses en el banquillo. Hasta entonces, solo le había regalado una titularidad, en Pamplona ante Osasuna, y dos presencias testimoniales, contra el Rayo Majadahonda y en Granada. Pero le dio el rol de titular aquel día contra el Elche y el mediapunta balear ya no lo ha soltado, con ocho partidos consecutivos en el once, jugando el 91% de los minutos desde ese día y siendo decisivo, con cuatro goles y tres asistencias.

Que apenas le diera bola a Biel es el mejor reconocimiento de que a Víctor le ha sorprendido su rendimiento. También en el club y en el zaragocismo está sorprendiendo gratamente. Con todo, el técnico sí fue justo al reconocer, aunque tardara, los méritos de un futbolista tímido e introvertido fuera del campo, pero que compite y se gana el puesto en cada entrenamiento, además de poseer una zurda de seda en el golpeo y en el pase y tener diez metros iniciales de arrancada con el balón que son muy valiosos para romper las líneas del enemigo.

El paso de las semanas y su acumulación de minutos han hecho que Biel mejore físicamente y que el bajón claro que sufría cuando se le acababa la gasolina sea cada vez menos visible. Así, en los últimos 4 duelos ha completado los 90 minutos y Víctor no lo ha relevado.

Ante el Extremadura Pep Biel no firmaba la mejor de sus actuaciones, pero agarró la pelota tras una recuperación de Guti, se hizo el hueco ante Bastos y le pegó con rosca desde la frontal para mandar un balón imposible para Casto. Antes, había marcado dos dianas en el empate en Cádiz, la primera a pase de James y la segunda a envío de Nieto, mostrando capacidad en el mano a mano en ambas, y también anotó el segundo tanto en el triunfo ante el Nástic, de disparo ajustado desde fuera del área. Además, sacó el córner que propició el gol de Verdasca ese día ante el cuadro catalán, lanzó un preciso envío que trajo el único tanto ante el Elche, de Linares de cabeza, y regaló de una sutil dejada a Marc Gual el segundo de sus tres goles en Córdoba. En total, 4 dianas y 3 asistencias que han colaborado en los triunfos ante Elche, Nástic, Extremadura y Córdoba y en el empate en Cádiz. Es decir, en los 13 últimos puntos del Zaragoza.

A esas cuatro dianas hay que sumar la que anotó en Tarragona en la primera vuelta, de falta directa, el día en que Alcaraz le dio la alternativa liguera después de no jugar en los dos primeros partidos con el granadino y ser invisible para Idiakez. Para esos cinco goles ha necesitado solo 19 remates, una efectividad brutal. El curso pasado, en el filial, en el primer año de su llegada al Zaragoza, anotó dos tantos y dio 10 asistencias en 31 partidos.

Sus buenos números en el Aragón le dieron plaza en el Zaragoza tras firmar su primer contrato como profesional, hasta 2022, y, como el resto de canteranos que suben, con una cláusula de rescisión inicial de 6 millones de euros. Su nula presencia en el primer equipo en el inicio de la Liga hizo que se planteara una cesión, después de que en verano el Nástic o el Rayo Majadahonda, además de varios clubs de Segunda B, se interesaran por él. La llegada de Víctor le devolvió al ostracismo y otra vez se planteó, desde sus agentes, una cesión en enero. El Zaragoza se negó y el técnico le hizo un sitio para ser clave.