Las diferencias entre Guardiola y la federación inglesa quedaron expuestas tras las polémicas declaraciones de Martin Glenn, su máximo ejecutivo, en Zúrich. Este distinguió entre el poppie, la amapola con la que el fútbol inglés homenajea cada año a los caídos británicos en conflictos bélicos, y el lazo amarillo. «La amapola no es un símbolo que cause división», dijo. «En cambio, sí la causan símbolos religiosos fuertes, como la Estrella de David, o la esvástica, o algo de Mugabe en una camiseta. Esas son las cosas que no queremos». Glenn añadió que el lazo amarillo de Guardiola refleja un posicionamiento político. «¿Dónde ponemos la raya? ¿Hay que permitir un símbolo de UKIP? ¿Hay que permitir un símbolo de ISIS?».

Sus paralelismos levantaron ampollas. De hecho, Glenn tuvo que rectificar y pedir perdón a la comunidad judía por incluir la Estrella de David junto al resto de ejemplos. En cambio, no desmarcó al lazo amarillo de su polémico posicionamiento.

Pep Guardiola aceptó ayer la sanción, aún por determinar, de la Federación Inglesa de Fútbol. El técnico catalán no se ha disculpado por llevar el lazo amarillo, pero en su escrito de respuesta reconoció que ha infringido las normas y que aceptará sin más cualquier tipo de sanción. La FA emitió un breve comunicado dos horas después de la finalización del periodo de apelación para Guardiola. Explicaron que el próximo paso será un intercambio de papeles entre las partes, sin fecha específica, para determinar la sanción. Guardiola detalló que en los partidos posteriores al del Wigan -cuando se le abrió expediente-, aunque lo ha llevado, el lazo amarillo no ha sido visible en el área técnica.

Es únicamente durante el transcurso del partido cuando Guardiola tiene prohibido exhibirlo. Contra el Arsenal, en la final de la Copa de la Liga, lo tapó con su bufanda, aunque cometió la indiscreción de mostrarlo en la salida de los equipos.