Hay deportes que no ocupan grandes titulares. Figuras desconocidas por el mundo hasta que el destino les recompensa con un podio por su duro trabajo y comienzan a ocupar titulares en la prensa. Con 17 años, Víctor Gracia está en proceso de convertirse en uno de los principales porteros del waterpolo español al conseguir una medalla de plata con la selección en el Mundial sub-18 de Hungría.

Vivir este torneo es «una sensación fantástica que vamos a recordar siempre», destaca Gracia, guardameta de las categorías inferiores de la selección española, que defiende los colores del CN Helios.

El papel del equipo en tierras húngaras era complicado, pero no imposible. «Somos jugadores que nos entendemos muy bien, y queríamos aprovechar esa oportunidad para hacer algo único», apunta Gracia. La sub-18 quedó segunda en la fase de grupos y accedió a las eliminatorias. Las mariposas en el estómago eran habituales antes de cada partido, especialmente en el de cuartos contra Croacia. «En el vestuario tenemos un dicho que dice ‘La vida es un partido de cuartos’. Indica si hay opciones de medalla o te quedas por el camino. Finalmente, gracias a las tácticas del entrenador que pusimos en práctica nos acabamos llevando el partido», destaca el zaragozano. El nivel de los jugadores que componen las selecciones europeas es muy parejo. Esa igualdad entre combinados se pudo apreciar en las últimas rondas del campeonato. La semifinal contra Hungría, la anfitriona, no fue una excepción. El combinado español comenzó por detrás y en ningún momento se despegó del rival en el marcador. Finalmente, España consiguió remontar y sacar un billete con destino a la gran final.

Allí esperaba Grecia, un combinado que propuso un partido igual de reñido que el anterior. «Íbamos por detrás en los minutos finales y tuvimos cuatro jugadas clave, pero no conseguimos aprovecharlas. Perder una final no gusta, y menos de esa forma porque estuvimos muy cerca del oro», explica Víctor Gracia. El sabor amargo en el momento de la derrota «es lo más duro». Después, con las pulsaciones de vuelta a su estado normal, la sensación «es más reconfortante». Cada vez que el zaragozano mire esa medalla de plata recordará «el duro trabajo que supuso llegar a estar en una final de un Mundial y competir hasta el final».

El próximo objetivo de Víctor Gracia será el Europeo sub-19 en Bielorrusia, que comienza la próxima semana. Cuando finalice, el guardameta quiere destacar en el primer equipo de Helios. Su sueño es «trabajar duro» para, algún día, consolidarse bajo los tres palos de la portería de la selección y ser una figura de este deporte.