La juventud solía ser un pecado capital en los campos de Primera. Pocos eran los entrenadores valientes que se atrevían a confiar su futuro a un chaval recién salido de la cantera, discriminándolo por su falta de experiencia. Esta tendencia está variando y año tras año se agiliza el paso de promesa a realidad. La irrupción de Zapater desde las profundidades del equipo juvenil simboliza la Invasión de los Niños en un Real Zaragoza que poco a poco recupera el valor de una cantera que vagó durante demasiadas temporadas sin rumbo. La llegada del ejeano es la visión local de un cambio de orientación que es visible en la mayoría de los equipos de la máxima categoría. Hasta 13 jugadores de la quinta de Zapater (nacidos después de 1985) ya han jugado antes de la octava jornada y como el aragonés algunos de ellos han dado el salto a la selección sub-21. Además, no pocos esperan su turno en la antesala de la gloria. El último en añadirse a la lista es el sevillista Diego Capel, que a sus 16 años podría debutar hoy ante el Atlético. "Algo está cambiando. El trabajo en la cantera da sus frutos. Yo soy una demostración de eso en el Zaragoza. Sabemos que es difícil. Que estamos en Primera, sí, pero que jugar no te lo regalan. Deben darse una serie de circunstancias: tener suerte, que se necesite cubrir un hueco, que te entreguen esa confianza y tú saber aprovechar tu posibilidad", confiesa Zapater.

CANTERA GLOBALIZADA Salvo en contadas ocasiones, el fútbol español ha sido reacio a confiar en la precocidad confundiéndola con la inexperiencia. Ejemplos como Raúl o Reyes en su día (ambos debutaron en La Romareda) eran vistas como perlas solitarias en un inmenso oceano de abandono, milagrosas apariciones. En otras Ligas, otros países, la protección de la cantera, la ayuda a la promesa se ve con más naturalidad como pasa en Argentina, Brasil o Inglaterra y Holanda en Europa. Desde los países suramericanos cada temporada amanecen estrellas imberbes, manantial de recursos con su traspaso a Europa. Maradona, Ronaldo, Esnáider, Saviola, ahora Tévez o Mascherano se incluyen en este fenómeno deporeconómico . En las islas británicas, Rooney simboliza el nacimiento del baby-boom pero otros como Owen, Beckham y en la actualidad el español Cesc entraron en equipos grandes por la vía rápida. "Lo de Cesc es una barbaridad. Jugar al lado de Vieira. Pero cuando estás con él te das cuenta que no es casual, que tiene algo especial", dice Zapater.

El fichaje de futbolistas bebés es una actividad habitual en Inglaterra, como el caso del gunner Reyes, y que en España también comienza a variar. El malinés Sissoko en el Valencia, refresco de Baraja en el Valencia, o el argentino Messi en el Barcelona, que debutó con el primer equipo con 17 años en Montjuïc, son referencias a este cambio de postura. La lucha por la contratación del argentino Erik Lamela (12 años) por el club culé confirma la globalización en la caza de jóvenes talentos de los equipos españoles.

EL SUEÑO El desembarco no garantiza el éxito y muchas son las experiencias de cracks precoces abandonados en el camino. Esta visión está consciente en el discurso de Zapater, que prefiere exprimir el día a día y relajarse ante las malas noticias, aunque como en el partido de hoy al que no ha acudido tras ser titular indiscutible desde la Supercopa. "Cada día que juego es una experiencia más y aprendo algo nuevo. Tengo 19 años y mucho que mejorar. Todo lo que me está pasando no es fácil de asimilar y hay que contrarrestarlo con el trabajo. Yo intento jugar como lo he hecho siempre y no perder nunca la ilusión", dice Zapater, abanderado de la ilusión y que saborea su sueño con los pies en el suelo. "Mi máxima ilusión es poder seguir así toda la temporada", enuncia el ejeano. La humildad es su estandarte.