No podía ser más cruel e injusto. Lo tocaron con la yema de los dedos hasta en seis ocasiones, tantas como bolas de partido tuvieron las gemelas Sánchez Alayeto. Las lágrimas que caían por los rostros de ambas al terminar el encuentro fueron tremendamente sentidas y dolorosas.

Ahora bien, que nadie dude que volverán a la guerra el año que viene y que conseguirán, tarde o temprano, alzarse con el torneo de casa. Ayer no pudo ser después de un surrealista segundo set y tras un tercero y definitivo con Mapi y Majo hundidas mentalmente. Lucía Sainz y Gemma Triay jugaron un gran pádel, supieron apretar en los momentos de flojera de las Alayeto, realizaron una espectacular remontada en el Príncipe Felipe y se llevaron el triunfo (5-7, 7-6 (11) y 6-1).

Paradójicamente el desarrollo del partido fue muy diferente al del sábado ante Eli Amatriaín y Patty Llaguno, con puntos más cortos e intensos, pero duró otras tres horas largas. Las dos parejas llegaron fundidas físicamente, pero en el último set solo había dos jugadoras frescas de cabeza.

Sainz y Triay demostraron su calidad. Fueron agresivas, no abusaron del globo defensivo y se mostraron como dos maestras de la volea. Ese juego alegre y repleto de calidad fue una delicia para los espectadores por la cantidad de winners espectaculares, remates fuera de la pista, carreras por la puerta y errores no forzados del encuentro.

En el primer set, tras no culminar una bola de rotura en el quinto juego, finalmente en el tercer intento del séptimo lograron las gemelas vencer el saque rival. La reacción fue inmediata. De nuevo empate. Las gemelas se mostraban muy sueltas en la pista y motivadas, lo cual les llevó a hacer un break y a cerrar el set con un remate inapelable de Mapi.

EL DRAMA

Fue increíble que las número uno del mundo no pudieran cerrar el segundo set y, por consiguiente, el partido y el torneo. Arrancaron comiéndoles la moral a Sainz y Triay, quienes estaban descentradas y peleando contra sí mismas y el ambiente.

Tras romper el servicio, Mapi y Majo tenían la posibilidad de cerrar el partido al resto primero y después sacando. No fue posible y el duelo se fue al tie break. Comenzó inmaculado y parecía que ya estaba hecho. 6-2 a favor, cuatro bolas de partido y nervios. Un smash largo de Mapi, una bola al lateral de Majo, dos puntos de Gemma y Lucía... Así hasta que, sin comerlo ni beberlo, había que salvar una bola de set.

Lo hicieron y aún tuvieron dos oportunidades más para ganar el partido. El destino no quería que las gemelas cerraran el choque y, con el decimotercer punto de Sainz y Triay, que sellaba la tremenda remontada del segundo set, comenzó el drama.

Las caras ya eran diferentes, tan serias como de preocupación y, cuando a las primeras de cambio hubo que salvar cuatro bolas de rotura, aún más. No les salía nada, perdieron el saque y hubo gritos de pura rabia. Con el segundo break en contra el mazazo fue tan grande como definitivo. De la forma más cruel posible, el tan cercano sueño de ganar en casa se convirtió en pesadilla. Pero volverán, seguro.