Un primer cuarto para olvidar, sin acierto ni defensa, condenó al CAI Zaragoza en San Pablo. Pedro Llompart anotó un triple que significaba el 2-3 en el marcador y, de ahí al final del primer cuarto, el parcial acabó siendo 20-0, un 22-3 total algo ridículo para el CAI y que supuso un lastre demasiado pesado para el conjunto aragonés. Porque a partir de ahí no quedaba otra que remar contracorriente y, aunque el CAI lo intentó y llegó a ponerse tan solo cuatro puntos por debajo del Cajasol (57-53), acabó sucumbiendo con claridad en un encuentro en el que nunca encontró el acierto exterior. McCauley tuvo un debut discreto, aunque dispuso de casi un cuarto de hora de juego.

El Cajasol ganó en todo, tiró menos pero mejor porque acertó más, capturó 14 rebotes más, repartió más asistencias, dobló en valoración al CAI. El primer cuarto fue de los peores que se recuerdan al equipo de José Luis Abós: 1/15 en tiros de campo. En el lado cajista, destacó en el despegue el ala-pívot estadounidense Landry quien, pese a no salir como titular, anotó ocho puntos en el primer cuarto y redondeó el parcial de 25-3 con un triple nada más iniciarse el segundo para que justo después el CAI, de la mano de Stefansson, anotase nueve puntos consecutivos.

El CAI lo seguía intentando pero la diferencia seguía siendo un Everest por escalar. Un triple de Roll mediado el tercer cuarto supuso rebajar la desventaja por debajo de la decena (46-38) por primera vez en muchos minutos mientras los sevillanos se estrellaban en la zona presionante ordenada por José Luis Abós, cuyo equipo vivía en ataque del despertar del croata Rudez. Hasta los seis puntos llegó a acercarse el CAI aunque, en los minutos finales del periodo, el Cajasol recurrió a la puntería de sus dos estadounidenses, Landry y Bamforth, para contener a un rival en el que Pere Tomás tomaba la responsabilidad con seis puntos consecutivos, sus únicos de la tarde (57-48, min. 30).

Ya en el último periodo, un triple de Roll apretó el electrónico como nunca lo había estado desde los minutos iniciales (57-53) pero enseguida llegaban dos bombas de Bamforth desde más allá de los 6,75 para volver a poner las distancias en diez puntos en lo que constituyó el definitivo estirón cajista. En los minutos finales, el Cajasol no sólo administró su renta sino que, consciente de la importancia de lograr una victoria rotunda frente a un rival directo en la lucha por entrar en la fase por el título, la amplió hasta los veinte puntos. Un duro aunque merecido tropiezo para el CAI.