Es la imagen más genuina del héroe americano. Pero dentro de la secuencia había una paradoja. Michael Phelps levantó ayer los brazos en señal de victoria al salir de la piscina tras concluir su última prueba individual en el torneo de selección de EEUU para los Juegos Olímpicos de Atenas. Aunque sufrió una derrota, la segunda consecutiva, en la final de los 100 mariposa, es difícil que nadie se sienta más feliz que él después de lograr la hazaña de clasificarse para seis pruebas individuales en la cita olímpica, tal como se había propuesto. Nadie lo había conseguido en la historia de su país.

En el margen de una semana, Phelps, de 19 años, ha nadado 17 carreras en Long Beach (California), ha competido en seis finales, ha ganado cuatro y ha quedado segundo en las otras dos, en las que sus rivales necesitaron récords del mundo para superarle. El mismo inició la competición con un nuevo récord del mundo en los 400 estilos, y ha tenido a todo el país pendiente de su reto. "Se acabó la semana y para mí supone un liberación", reconoció a los periodistas.

Phelps, nacido en un suburbio de Baltimore, pretende igualar o superar el récord de siete medallas de oro en unos Juegos, que ostenta el legendario Mark Spitz desde Múnich-72, y parece encontrarse en el camino idóneo para conseguirlo, lo que le supondría un premio adicional de un millón de dólares de su patrocinador Speedo.

Las alternativas

Se da por supuesto que los técnicos del equipo estadounidense lo incluirán en los tres relevos de Atenas (4x100 y 4x200 libre, y 4x100 estilos). Así que el nuevo fenómeno del deporte estadounidense deberá decidir en las próximas horas, junto a su entrenador Bob Bowman, las pruebas individuales en las que participará en Atenas. Su superioridad parece evidente en 200 y 400 estilos y 200 mariposa, pero en 200 libre --competirá contra otros dos colosos, el australiano Ian Thorpe y el holandés Pieter van den Hoogenband--, en 200 espalda y en 100 mariposa se encontrará también con una seria competencia.

"Creo que lo puede hacer mejor que aquí, pero en los Juegos habrá mucha gente que nade realmente rápido", aseguró su entrenador Bob Bowman, que deberá calibrar con mucho cuidado el calendario de todas las finales para programar la agenda de Phelps.

En su última prueba individual en Long Beach, la final de los 100 mariposa, Ian Crocker necesitó un récord del mundo para superarle en una carrera mítica. En la final de los 200 espalda, el pasado lunes, Aaron Peirsol también rebajó su récord mundial, única forma de derrotar al monstruo de Baltimore.

"Los dos tejanos Crocker y Peirsol hicieron increíbles salidas y giros. Dos cosas que no hago demasiado bien. Es un ejemplo de lo que debo mejorar para Atenas", concluyó con modestia Phelps, otro sueño americano .