Cap de Llauset se encuentra en la Alta Ribagorza, muy cerca del Ballibierna y a 2.435 metros. Es el refugio guardado más alto en el Pirineo. Ahora está trabajando en él Raúl Martínez, pero debido al coronavirus está cerrado para los montañeros. Raúl llegó el sábado pasado relevando a Martín. Ahora estará 15 días solo entre la nieve.

«Esto es para volverse loco», dice el murciano con sorna. «Estamos acostumbrados que en invierno no venga nadie en 15 días y estamos mas preparados psicológicamente que en otros sitios», indica. Ahora el guarda se busca tareas a lo largo del día. «Tenemos medio metro de nieve en el refugio por la que cayó el fin de semana y la he paleado por la mañana. Después he dado un par de vueltas por el refugio con los esquís y me he puesto a leer», explicaba desde el refugio. Después llegó la hora de la comida. «Me he echo un puchero de pescado con patatas y verduras y de postre, la fruta». Por la tarde vio una película y tras la cena Raúl se acostó a las diez de la noche.

Ningún montañero ha pasado por al refugio estos días. «No creo que ningún desaprensivo se pasee por el entorno. Está prohibido salir a la montaña y la gente es consciente de ello». Siempre tiene que haber alguien en el refugio. «Es por seguridad, por mantenimiento y que no haya ninguna avería eléctrica en el mantenimiento del género», afirma el guarda que vive en Sesué. «Lo más difícil de llevar es no poder estar en casa. Además, se hace más duro sabiendo lo que está pasando todo el mundo. Pero busco actividades en el exterior, hacer esfuerzo físico y que me dé el sol», apunta.

Quique Mata ya lleva 23 años como guarda del refugio de Pineta junto Jaime Arbex. En la cabecera está el Monte Perdido. «“Está precioso el Valle de Pineta. El fin de semana pasado cayeron 86 centímetros cúbicos de nieve y ahora el riesgo de avalanchas es fuerte. Al mediodía sube la temperatura, el monte está cargado de nieve y se purga. Hoy ha habido cinco avalanchas y hay que estar alerta para realizar socorro si es preciso», indicaba Mata.

Jorge Ballabriga lleva diez días en el refugio de Lizara, muy cerca de Aragüés del Puerto. Es el guarda del refugio junto a Charo Cantarero. «Hacemos un mes entero y terminaré mi turno el 1 de abril. Pero apetece estar en casa y cuando vuelva tocará confinamiento». Lizara está a 1.520 metros de altura y ahora no hay nieve a pie de refugio. «La nieve está a 2.000 metros». Pese a estar solo y sin clientes, Ballabriga no está parado. «No estoy quieto en todo el día. Me levanto a las ocho y media y a las nueve recojo los datos meteorológicos para la AEMET y aprovecho para hacer limpieza y arreglar cosas», indica Ballabriga.

El refugio de Ángel Orús está en el Valle de Eriste y es el punto de partida de la ruta normal del Post. Estos días lo guarda el montisonense Fernando Román y le relevará en unos días Chema Grau. «Estos días el refugio está cerrado con llave y no hacemos reservas. Al final de la pista, en la cascada de Espigantosa, hemos puesto un cartel indicando que está cerrado», dice Román. Pero los hay que hacen caso omiso a las advertencias. «El fin de semana vinieron unos a dar un paseo y no se pusieron las botas. Y unos catalanes de Igualada se saltaron un control de carretera y Chema les dijo que se dieran la vuelta», dice el oscense.

La nieve

Ahora caen muchas avalanchas y hay abundante agua en los barrancos. Román aprovecha esta circunstancia. «Ahora se utiliza el agua para generar electricidad con las turbinas y alimenta el grupo electrógeno para cargar las baterías de las placas y así no se quema gasoil», afirma. La familia Abajo regenta hace muchos años el refugio de Respomuso. El popular Ursi lo llevó hace muchos años y ahora son sus hijos Javier y David. Respomuso siempre ha estado cerrado en invierno sin guardas. Pero ahora están alerta a la sombra del Balaitous Javier Abajo con un colaborador. Ahora tienen metro y medio de nieve al pie del refugio situado a 2.197 metros de altitud. «Habitualmente se abre en marzo. En 1995 y 2005 dos aludes destruyeron el refugio y además el acceso por el barranco de Aguas Limpias es muy complicado por el peligro de coladas de nieve».

Por todo ello, nadie accede al refugio y menos estos días. «No hay condiciones para hacer actividad de montaña. Hemos visto sarrios, pero no deberíamos ver a nadie». Ahora se limita Abajo a «labores de mantenimiento en el edificio, hacer los cortes de nieve y tomar los datos de precipitaciones y temperatura». En el valle se ve todo de otra manera. El colectivo de guardas también agradece la labor de los sanitarios y se solidariza con ellos.