La pizarra española está de moda. Y si hablamos de balonmano femenino no hay otra como la de Ambros Martín. El técnico de Arrecife, seleccionador ruso desde agosto, ha demostrado ante las Guerreras que nadie lee los partidos como él y que sus conjuntos son sinónimo de éxito.

Rusia llegaba al envite ante las españolas con 7 victorias de 7 posibles y solo necesitaba un empate para clasificarse como primera de grupo. Pero el lanzaroteño, de 51 años, no ha tenido compasión y las suyas han arrollado a España sin miramientos. Con una defensa adaptada al juego de las de Viver, Ambros ha anulado a la estrella del partido anterior, Ainhoa Hernández, y ha dejado a las hispanas sin opciones. Porque su pizarra ha funcionando atrás, pero también en ataque. Como siempre.

Cuatro Ligas de Campeones

Y es que, la trayectoria del español es inmaculada. Después de una larga carrera profesional como jugador, el español arrancó su andadura como técnico en el Oviedo y pronto tomó las riendas de uno de los mejores equipos de la historia del balonmano femenino español, el SD Itxaco. Ambros llevó a las navarras a una final europea y desde entonces no ha parado de ganar.

Todo lo que toca, lo convierte en oro. Al menos, a nivel de clubs. Porque el de Arrecife ha levantado ya cuatro veces la Liga de Campeones femenina. Lo hizo con el Gyori de Hungría y le valió para recoger el galardón de mejor entrenador europeo hasta en cuatro ocasiones. De Hungría voló a tierras rusas, donde consiguió que el Rostov-Don conquistara la Superliga rusa y alcanzara la Final Four de la Champions.

Reto mayúsculo

Por eso, la campeona olímpica y subcampeona mundial aprovechó que el español entrenaba en tierras rusas y le ofreció la posibilidad de compaginar su trabajo en el Rostov con el de seleccionador. El reto era mayúsculo, pues Evergeny Trefilov había llevado a las rusas a lo más alto del podio olímpico. Pero a Ambros no hay nada que se le resista y bajo su batuta todo conjunto mejora.

Lo ha demostrado en los clubs que ha dirigido. Pero también a nivel de selecciones. Porque el técnico de Lanzarote ya dirigió a Rumanía y la llevó hasta una histórica cuarta posición continental. Ahora, mantiene a Rusia como única invicta de la Copa del Mundo de Japón. Y con la receta del éxito bajo el brazo, apunta al oro mundial.