Después de cinco derrotas consecutivas, la delicada situación que atravesaba el Pla-Za vivió ayer su capítulo final. Sucedió en la piscina idónea ante el rival adecuado: el Larraina de Pamplona. Aunque la necesidad de puntos que evidenciaba el colista era enorme, la mentalización del equipo aragonés por acabar con su racha negra resultó superior y acabó imponiéndose por 8-16 para marcharse de vacaciones con una sonrisa en la cara.

Los jugadores de Emilio Bautista sabían que un triunfo era esencial. Los cinco goles de Juravle y los cuatro de Sakac sacaron a flote al Pla-Za, a pesar de contar con la baja de Nacho Fernández y de sufrir 15 exclusiones en contra y un ambiente infernal en la piscina navarra. Las superioridades númericas en el agua fueron bien aprovechadas y desde el comienzo el marcador se encarriló en favor del conjunto zaragozano. Dada la ventaja, el técnico aragonés puso en juego a toda la plantilla y dio la oportunidad de debutar en División de Honor a Fernando Mongrell, de 17 años, y Arturo Martínez, de 18.