Bien se sabe que en el Real Zaragoza se decidió hablar poco del ascenso desde el final del pasado durso, desastroso. No se quería ni nombrar la palabra en cuestión, y así fue durante las primeras presentaciones del verano. Ya fuese por aislar al equipo de la presión, por superstición o convencimiento, el objetivo fue una elipsis en las manifestaciones zaragocistas hasta que el tiempo devolvió la normalidad. El Zaragoza ni es ni se parece al de su mejor historia, así que no tiene el rango de favorito en esta tediosa Segunda División. Su abolengo y respaldo, no obstante, le obligan siempre a pensar en el éxito, a ser el mejor. Así lo entendieron todos en la mañana de plegarias y deseos que pasó el equipo entre el Pilar y el ayuntamiento.

Juan Antonio Gracia, canónigo emérito del Pilar y capellán del Real Zaragoza, recibió a las puertas de la basílica al equipo que por quinto año consecutivo llegó al templo para pedir por el ascenso. Su Virgen lucía el manto zaragocista de los días grandes y fue Christian Lapetra y no el capitán quien esta vez puso voz a los deseos de un pueblo: «Bendícenos, protégenos, ayúdanos para merecer, por nuestro generoso esfuerzo y leal comportamiento, volver jubilosos al terminar la temporada a decirte gracias».

Gracia les pidió a los futbolistas «ser dignos de la historia que lleváis en vuestras botas», les recordó que el Real Zaragoza «es un pedazo patrimonial de Aragón, un club con una historia preciosa» y que la ciudad la construyen los hombres. «Todos somos Zaragoza, todos somos zaragocistas. Todos tenemos que contribuir a que se cumpla la petición final y volvamos a final de año a dar gracias a la Virgen».

La jaculatoria anunció el paso al ayuntamiento, donde la plantilla fue recibida por Alberto Cubero, alcalde accidental, que habló del ascenso, cómo no, y de la importancia de la hinchada. «La afición del Zaragoza va a seguir siendo un año más ejemplo de apoyo al máximo equipo de fútbol de nuestra ciudad. Esperamos que la temporada sea la del anhelado ascenso a Primera División. Somos conscientes de las grandes dificultades que entraña este objetivo, más en una competición tan larga... Los jugadores que lleváis tiempo aquí sabéis que contáis con un factor a favor, el factor de la afición, sin duda una afición de la máxima categoría. Os va a empujar como siempre. La cantidad de abonados bate récords en la categoría de plata, a pesar de llevar ya casi una década sin alcanzar los objetivos que se merece», explicó el concejal.

«Tenéis calidad técnica, física y humana para formar el bloque que nos lleve al ascenso a Primera», añadió Cubero, que auguró que «más temprano que tarde volveremos a Primera». Lo secundó Pablo Híjar, concejal de Deportes: «La Primera División es nuestro sitio, pero es imprescindible construir un proyecto que permita alcanzar nuestro objetivo en dos o tres temporadas. Si es antes, mejor que mejor. Hace falta estabilidad en el equipo y no cambiar la plantilla todos los años».

La mañana la cerró el presidente del Zaragoza, que no abrió un nuevo debate en el consistorio sobre La Romareda, aunque sí dejó un mensaje. «Su sentido, su razón de ser, su propia historia, van entrelazadas con la trayectoria del Zaragoza y de los miles de zaragocistas que a lo largo de estas décadas han disfrutado del fútbol en este territorio. La Romareda, como otros grandes referentes zaragozanos, merece la atención y el reconocimiento de todos cuantos trabajamos en el impulso y el desarrollo de la ciudad», dijo Lapetra, que concluyó refiriéndose al ascenso, sin nombrarlo, claro. «Habremos de soportar rachas comprometidas, pero agradezco el respaldo de todos los zaragozanos. Nuestra ilusión es devolvérselo con éxitos deportivos».