No es habitual en el Real Zaragoza poder ver los entrenamientos al completo y, si algo quedó patente en la sesión llevada a cabo ayer por el equipo blanquillo en La Romareda, es que urge la recuperación de efectivos para el ataque. No es un mal solamente de los partidos, también de los entrenamientos. Al conjunto aragonés le cuesta en exceso ver la portería rival. Tampoco sorprendió el recital de paradones que realizó Cristian Álvarez, de todos los colores y formas. Un santo y un seguro de vida.

Los aficionados que aprovecharon para acercarse al municipal tuvieron que esperar casi media hora (menos mal que el tiempo acompañó) a que la plantilla y el cuerpo técnico salieran al césped, ya que hubo sesión de vídeo. Acto seguido, un grupo de unos 20 integrantes del Gol de Pie dieron colorido durante los primeros minutos de la sesión con cánticos y bengalas que fueron correspondidos con aplausos por parte de los jugadores zaragocistas.

Tras el calentamiento, estiramientos y los rondos, enseguida hubo distribución de petos y de equipos. Prácticamente toda la sesión fue un partidillo con las dimensiones algo más reducidas de lo habitual. A lo largo, unos 80 metros, ya que el resto del campo fue para Mikel Insausti y los porteros, que fueron rotando para ponerse bajo palos.

GRIPPO Y ÁLEX MUÑOZ

El que buscase pistas para el once inicial del domingo ante el Granada lo tuvo muy complicado. Lucas Alcaraz mezcló teóricos titulares con suplentes y reservas y no formó un equipo claramente reconocible.

Uno de los puestos más volátiles es el de central. El técnico granadino juntó a Grippo y Álex Muñoz, mientras que al otro lado del campo estuvieron Perone y Verdasca. Posible prueba para el domingo en favor del suizo y el alicantino.

El preparador andaluz estuvo muy pendiente de sus pupilos, primero sobre el centro del terreno de juego y después desde el lateral contrario a los banquillos. El trabajo se centró en el posicionamiento sobre el terreno de juego, tanto defensivo como ofensivo.

Con juego real y sin apenas interrupciones para aclarar conceptos quedó claro que al Zaragoza le sigue costando atacar un mundo. Falta fluidez, claridad en las ideas y verticalidad. Pocos goles hubo. Uno fue legal y dos anulados por fuera de juego, pero quedó patente que Marc Gual está enchufado y con ganas de volver a competir.

El badalonés estuvo muy activo, bien situado y dejó dos bonitos goles, uno de ellos de volea desde el lateral que el público no dudó en aplaudir. Mención aparte merece Cristian Álvarez, porque no solo las para en los partidos. En los entrenamientos es un pulpo y una pesadilla para los delanteros. El meta, a estas alturas, ya no sorprende.