Tadej Pogacar ha ganado todo lo que ha corrido cuando se ha transformado en un ciclista de grandes o pequeñas vueltas. Primoz Roglic, casi lo ha conseguido, menos cuando su joven compatriota se ha cruzado en el camino, o ha sido azotado por la desdicha, tal cual le sucedió en la París-Niza, que perdió casi en la última pedalada cuando parecía que iba a lograr la primera gran victoria de 2021.

La Itzulia vive desde este lunes y hasta el sábado el duelo en tierras vascas de la pareja de moda, de dos deportistas que han colocado en lo más alto de la pizarra de la clase el mapa de Eslovenia para convertirse en los dos mejores ciclistas de la actualidad en carreras de varios días. Pogacar le quitó a Roglic el triunfo del Tour cuando parecía que su paisano, 11 años mayor (31 por 22), afrontaba la contrarreloj final con la subida a La Planche des Belles Filles como un trámite antes del paseo por los Campos Elíseos. Roglic superó a Pogacar en la Vuelta de 2019 aunque lo cierto es que por aquel entonces el joven ciclista de Joxean Fernández Matxin, el director del equipo de Emirates donde corre la perla eslovena, debutaba en una carrera de tres semanas y tenía toda la carretera para aprender.

Ciclismo a la ofensiva

La ronda vasca, tal como le sucedió a la Volta, ya no es una carrera preparatoria donde las estrellas del pedal que se apuntan la corren pensando solo en entrenar con un dorsal puesto en la espalda como se hacía toda la vida en un ciclismo que comenzó a cambiar en la década pasada. Ahora todos van con el cuchillo en la boca, ya sea en la carrera catalana, en la Itzulia o en cualquier cita de varios días. Unos se apuntan pensando en el Giro y otros en el Tour (la Vuelta aún queda muy lejana en primavera). Pero si logran destacar y mejor todavía una victoria es algo que se llevan por si luego se tuercen las cosas. Pogacar y Roglic son de los que no perdonan. Y, en el fondo, esta forma de correr tan ofensiva no hace otra cosa que motivar al espectador que sabe que difícilmente se va a aburrir al menos en cinco de las seis etapas -la quinta es la única jornada de previsible esprint- diseñadas en la Vuelta al País Vasco.

Porque, además, hay más invitados a la fiesta ciclista aparte del dúo esloveno. Con el dorsal uno aparece Ion Izagirre, el último vencedor de la carrera antes de la suspensión del año pasado por la pandemia. Como vasco ganar la carrera de su tierra es un aliciente y el ciclista del Astana se desenvuelve bien en pruebas por etapas de pocos días. Pero es que repite Alejandro Valverde, tras el cuarto puesto de la Volta, acompañado por Enric Mas. Y con ellos Adam Yates, vencedor en Barcelona, que lidera el Ineos con un Richard Carapaz más rodado tras su experiencia en Cataluña. Por si fuera poco, el equipo británico también ha inscrito a Tao Geoghegan Hart, el vencedor del Giro que este año ha cambiado Italia por el Tour. Los ganadores de las tres grandes rondas de 2020 se citan por lo tanto en Euskadi.

Dos finales en alto

A la Itzulia también acude la principal estrella vasca, Mikel Landa, junto a su compañero Pello Bilbao. Landa (segundo en 2018 tras Roglic) intentará un viejo reto que persigue desde hace años para intentar inscribir su nombre como ganador de la prueba.

Serán seis días intensos, hasta el sábado, con dos finales en alto (Ermualde, en la tercera etapa, y Arrate, en la última, el lugar donde se impuso Roglic en la primera etapa de la Vuelta). Este lunes, el festival empieza en Bilbao con una contrarreloj de 13,9 kilómetros que incluye la subida final al muro de Etxebarria con rampas que llegan al 20%. Todos los días por Eurosport y Esport3 (ETB, en el País Vasco).