La resolución del caso Fresno --el no reconocimiento internacional de la federación catalana de hockey-- derivó ayer en un tormentón político que dejó pequeña cualquier previsión. El intercambio de acusaciones sobre qué administración ha injerido más (que si el Gobierno central, que si la Generalitat...) quedó casi en un segundo plano por el boicot catalán que el presidente de ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), Josep Lluís Carod-Rovira, propuso realizar a la candidatura olímpica de Madrid para el año 2012.

Fue la reposición de un capítulo ya visto otras veces en las pantallas políticas catalanas y españolas. Carod-Rovira expresó a tumba abierta su opinión. El PP lanzó al dirigente republicano contra el PSOE: "Es injustificable que el Gobierno reciba el apoyo de una figura política que carga contra el valenciano, pide que se quiten (sic ) los Archivos de Salamanca y probablemente consiga que Madrid no sea sede de los Juegos Olímpicos", dijo Eduardo Zaplana. El Gobierno midió con cautela su respuesta: "Absolutamente segura" de que los catalanes apoyarán la candidatura madrileña, como a la inversa sucedió en 1992, se mostró la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Incómodo respondió Pasqual Maragall: "No nos pasemos, porque la enredaremos". Nada nuevo bajo el sol.

¿Qué dijo Carod-Rovira para causar tanto revuelo? "Quien es incapaz de articular adecuadamente el reconocimiento del deporte en el interior de su Estado está absolutamente incapacitado para organizar el año 2012 unos Juegos Olímpicos en su capital". A mitad de camino entre un almogavariano desperta ferro y un general Custer que llama a la carga sin esperar al resto de sus ejércitos, el líder de ERC reivindicó "más que nunca un Estado propio" para que Catalunya no sea víctima de "amenazas y chantajes". Y no todos los batallones republicanos secundaron a Custer.

El conseller en cap (vicepresidente), Josep Bargalló, aclaró que la de Carod-Rovira "es la opinión de un partido político". No obstante, Bargalló mantuvo el suspense: "El Govern no se ha planteado dar apoyo a esa candidatura --en referencia a Madrid-2012-- porque no hemos recibido ninguna solicitud formal para hacerlo". A Maragall, como cuando la polémica cita de Carod-Rovira con ETA, el rifirrafe le pilló en el extranjero, en México. A la vista de que Carod-Rovira llamó a la movilización general en la calle, invitó a los catalanes a "no ser desmesurados".