Las bajas de Zapater y Eguaras obligaron a Imanol Idiakez a tomar medidas en el centro del campo. Todo apuntaba a que Javi Ros y el recién llegado James Igbekeme cogerían el timón del equipo en la medular para sustituir a los dos lesionados, piezas clave en la zona ancha durante la pasada campaña. No obstante el técnico vasco sorprendió a todos en los primeros choques de la pretemporada.

Era extraño ver al dorsal número cinco blanquillo más adelantado de lo normal, despegado de los centrales y ocupando la posición de pivote defensivo. En efecto, el elegido fue Diogo Verdasca, el eje en la defensa de la pasada campaña junto a Simone Grippo. Desde entonces el portugués ha ido sumando minutos en el centro del campo y sus actuaciones se han caracterizado por sus altibajos. No obstante, el jugador ha respondido a los pronósticos planteados por Idiakez. «Yo soy central, pero polivalente. Hago lo que me pide el entrenador, tanto si juego de pivote como de central o lateral. He intentado hacerlo bien y agradezco la confianza que el técnico ha depositado en mí», apuntó ayer Verdasca.

El defensa recordó que su misión es «ayudar en lo que el equipo necesite, aunque lo más importante fue la victoria del pasado domingo en casa». Ahora, con la vuelta al grupo de Zapater, todo apunta a que el luso regresará a su puesto en la zaga.

Los tres primeros puntos son un buen comienzo para encarar los próximos compromisos. Además, una de las principales ventajas del Zaragoza es la experiencia. El grueso de la plantilla del año pasado continúa, y eso «es importante porque todos nos conocemos mejor en el campo». De este modo, continuó Verdasca, «no importa tanto el nivel de la plantilla rival sino lo que sucede en el campo durante el partido. Tenemos que jugar cara a cara e intentar obtener la victoria». Ese es el principal objetivo de la plantilla, el famoso partido a partido. Es un componente de la fórmula del éxito que el Zaragoza quiere terminar de elaborar.

De momento la entidad blanquilla tiene tres de los ingredientes principales. Uno es el importante vínculo entre equipo y afición, con más de 25.000 gargantas animando en La Romareda esta temporada. Otro, tal y como señaló Verdasca, el «buen ambiente» del vestuario. Y, por último, la esperanza del zaragocismo de que este año sea el definitivo. El zaguero resaltó la ilusión de los jugadores con «hacer un buen año y, finalmente, celebrarlo con el ascenso. Pero primero tenemos que ir partido a partido y sumar puntos».