El Real Club de Polo de Barcelona es el hogar de los caballos. Con motivo de los Juegos de Barcelona-92, fue la única entidad privada que fue sede olímpica, y construyó un auténtico hotel de cinco estrellas para los equinos. En la nueva zona de caballerizas se construyeron más cuadras, una clínica veterinaria completamente equipada, almacenes de pienso y cama, herrería, duchas, bañeras para masajes de extremidades, ambulancias y muchos servicios más para facilitar el entrenamiento y el descanso de los cuadrúpedos. La obra más importante entonces fue la nueva pista de saltos. La que había era de hierba, pero siguiendo la normativa olímpica se cambió por una de tierra para que los primeros caballos no tuvieran ventaja sobre los siguientes.

En esta misma pista, y en estas mismas y perfectas instalaciones, se está celebrando este fin de semana la 106ª edición del CSIO Barcelona, que por quinto año consecutivo supone también la gran final de la Copa de Naciones Longines de la Federación Ecuestre Internacional (FEI). La federación ha confiado una vez más su prueba más importante, la que culmina su temporada de saltos, al Polo, club que además en este 2017 celebra sus primeros 120 años de vida.

Durante cuatro días, hasta este domingo, los mejores jinetes de 18 países compiten por la hegemonía, con ocho de ellos clasificados el pasado jueves para la final de este sábado (21.00 horas). Canadá, Holanda, Estados Unidos, Francia, Alemania, Bélgica, Suecia y Suiza saltarán de nuevo a la pista para dirimir qué equipo se llevará el título. Entre ellos están los campeones de las últimas cuatro ediciones en el Polo: Francia, Holanda, Bélgica y la defensora Alemania.

Obstáculo 'L'Eixample'

Los caballos y los jinetes forman un binomio indisoluble, triunfador, lo mismo que el Polo y la Copa de las Naciones en un escenario perfecto que en estos días ofrece todo tipo de atractivos. No es solo la competición. Las cenas de gala del viernes y el sábado, en un ampliado restaurante panorámico que permite combinar los dos placeres -comer y presenciar el espectáculo equino-, son solo una parte de los atractivos. El amplísimo campo de polo ha sido adaptado por segundo año consecutivo como PoloPark: entretenimiento y diversión familiar con propuestas lúdicas para todas las edades.

Música, gastronomía, moda, ocio... Todo alrededor de la mejor competición de saltos del mundo, en una pista que cada año estrena un obstáculo en homenaje a la ciudad. Este año triunfó 'L’Eixample', de alumnas de la Escola Massana, un muro que incorpora el mapa del popular distrito barcelonés. Sobre él, como sobre todos los demás, evolucionan los mejores binomios jinete-caballo del mundo. España no pasó a la final grande y disputó ayer la de consolación.