La selección se encuentra a un solo paso de cruzar la barrera que la ha frenado en las dos últimos ediciones de los Mundiales: los cuartos de final. El recuerdo de la última cita, hace cinco años (la FIBA ha cambiado los ciclos a año impar para no coincidir con el Mundial de fútbol), se hace especialmente doloroso porque sucedió en España, con un equipo construido para brillar en casa. Al final, el combinado dirigido entonces por Juan Orenga se estrelló ante Francia. En Shanghái, donde disputará el cruce tras jugar en Wuhan la segunda ronda, le llega una nueva oportunidad. El equipo de Scariolo tiene la posibilidad de dar el último paso hacia la lucha por las medallas frente a Polonia (15.00, Cuatro).

La selección es consciente de que debe evitar cualquier signo de euforia. «Cuando no estamos muy bien la gente nos critica y cuando jugamos muy bien parece que somos los mejores del mundo. Pero tenemos la lección bien aprendida y sabemos cómo jugarles. Polonia es un rival duro y habrá que jugar bien», afirmó ayer el escolta Pau Ribas.

«Veo al equipo preparado, mentalmente concentrado, sabiendo que viene lo difícil. Habrá momentos buenos y malos y creo que los partidos que hemos tenido desde la primera fase nos han servido para crecer y estar mentalmente preparados», aseguró Willy Hernangómez, el pívot de los Hornets de la NBA en Efe.

Dirigido por el estadounidense Mike Taylor, Polonia es un equipo sin grandes referentes, con algún nombre conocido en la ACB como el exjugador del Tenerife Mateusz Ponitka, uno de los líderes con sus 14 puntos y 6,4 rebotes de promedio, que estará esta temporada a las órdenes de Joan Plaza en el Zenit de San Petersurgo; el alero del Unicaja Adam Waczynski y el base nacionalizado A. J. Slaughter, que esta temporada jugará en el Betis. Con un juego de escaso brillo, aunque sólido, Polonia superó en la fase de grupos a Venezuela, Costa de Marfil y la anfitriona China, pero recibió un severo correctivo de Argentina este domingo en la segunda fase (91-65).