Alguien lo tenía que decir. Un Giro con 11 etapas llanas, si se cuentan las dos contrarrelojes, no es precisamente un reclamo para sentarse ante el televisior y disfrutar de la carrera. La mitad de la prueba ha pasado prácticamente desapercibida, solo pendiente de los minutos del cronómetro, de que ningún favorito más aparte de Tom Dumoulin se vaya por los suelos, sufriendo por la poca habilidad de Mikel Landa en las contrarrelojes y esperando también que ningún corredor se resfriara por culpa de la lluvía que ha caído en Italia.

Por eso, hay que proclamar a los cuatro vientos que por fin llega la montaña. Por fin! Por fin aparece la salsa de las carreras, las ascensiones que esperan los ataques, por ejemplo, del ciclista alavés del Movistar, de su compañero ecuatoriano Richard Carapaz, de 'Superman' López, quien en el llano pierde toda su elegancia de héroe con una fuerza infinita. Por fin, se sabra si Primoz Roglic, como parece, es tan fiero en las cumbres como en la pelea contrarreloj. Se verá si Vincenzo Nibali no ha perdido el instintó que le llevó a ganar un Tour, una Vuelta y dos Giros. Se comprobará si los entrenamientos en Andorra le han sentado de fábula a Simon Yates para anotarse la ronda italiana que perdió el año pasado cuando sucumbió al poder de Chris Froome cuando iba vestido de rosa.

A VIVIR DE LAS MONTAÑAS

El Giro de aquí hasta el sábado que viene si se exceptúan la jornada de descanso del lunes y una etapa de recuperación prevista para el jueves de la semana próxima solo vivirá de las montañas, de la magia, del instinto depredador de los escaladores, de las tácticas e incluso alianzas de los equipos. Se moverá en los parámetros que hasta ahora no se han visto, con escapadas permitidas y con la carrera bloqueada por los equipos con velocistas, como ha hecho este miércoles el Lotto para que el australiano Caleb Ewan sumase una segunda victoria, por supuesto al esprint, en el Giro 2019.

En un Giro que hasta ahora y para el ciclismo español solo ha obsequiado con el triunfo de etapa de Pello Bilbao, y siempre y cuando la nieve no obligue a tomar decisiones no deseadas en las ascensiones programadas, los escaladores tomarán la iniciativa. Quizá se podría haber intercalado alguna montaña más, por ejemplo el pasado fin de semana. Quizá se podría haber colocado alguna rampa final, una subidita que tampoco dañaba mucho las piernas a los ciclistas, quizá... pero el Giro 2019 estaba escrito como estaba y por ello la montaña se ha hecho esperar, una montaña que llega con Valerio Conti con la 'maglia rosa'. Ojalá haya valido la espera. Ojalá!