Al tiempo que en las calles de Oporto se cantaba el alirón el pasado sábado, muy cerca de allí, en el municipio de Gondomar, se apagaban las luces del tribunal judicial, tras concluir los interrogatorios del proceso Silbato Dorado que, desde el miércoles, tiene en vilo a la opinión pública de Portugal.

Han sido 16 los acusados de crímenes de corrupción deportiva y tráfico de influencias, lo que ha supuesto que, durante los últimos días, toda la atención mediática del país se trasladara a este municipio del norte.

La investigación policial comenzó hace un año, tras la acusación de un árbitro sobre irregularidades en un partido del Gondomar. A partir de aquel momento, el ministerio público intervino una serie de teléfonos y cuenta con más de 15.000 llamadas que constituyen las principales pruebas que han llevado a la detención de estas 16 personas, entre ellas, árbitros y dirigentes deportivos.

Según los documentos incautados por la policía judicial, muchos de los resultados del Gondomar durante las dos últimas temporadas se habrían decidido en los despachos, en vez de en el terreno de juego. Relojes de gran valor, joyas, viajes y promesas de ascenso son al parecer las causas que llevaron a algunos de los árbitros sospechosos a alterar la evolución del juego.

Valentim Loureiro, Presidente de la Liga de Clubes y alcalde de Gondomar, encabeza la lista de acusados. Tras prestar declaración el pasado viernes, ha tenido que pagar 250.000 euros para conseguir la libertad condicional. En este momento se le acusa de 23 crímenes, de los cuales 18 de corrupción deportiva y 4 de tráfico de influencias. Tendrá que decidirse ahora si continúa con sus labores en la Liga y en el Ayuntamiento de Gondomar.

El presidente y vicepresidente del Consejo de Arbitraje de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF), Pinto de Sousa y Antonio Henriques, respectivamente ya han dimitido de sus cargos. Ambos se encuentran en libertad condicional y están acusados de corrupción deportiva.

Prisión preventiva

El único acusado que permanece en prisión preventiva es el presidente del Gondomar, José Luis Oliveira. Este, que también trabaja para el ayuntamiento del municipio, cuenta con el mayor número de acusaciones, 34 en total, de las cuales, 18 crímenes de corrupción deportiva.

Adelino Salvado, director nacional de la Policía Judicial, afirmaba en una entrevista este fin de semana, que la operación Silbato Dorado es apenas "la punta de un iceberg de una amplia investigación" que va más allá de la corrupción y el tráfico de influencias en el fútbol.

Con Valentim Loureiro y la supuesta red de corrupción, se han relacionado, hasta ahora, nombres del fútbol, del mundo empresarial y de la política portuguesa. Pinto da Costa, presidente del Oporto, y Hernani Silva, del Pa§os de Ferreira, podrían haber recibido ayuda de Valentim Loureiro en algunos procesos de la comisión disciplinaria de la Liga.