Como si un huracán hubiese pasado por la Vuelta a España, desplazada a Nimes y que empieza mañana. Samuel Sánchez dio positivo, con una sustancia que hace aumentar la hormona del crecimiento en el organismo (GHRP2 se denomina), y da más fuerza, más resistencia, más coraje. Y si un positivo jamás es una noticia agradable, el de Samu, como siempre se le ha denominado, camino de los 40 años, es doblemente triste, para echarse a llorar, un corredor que era un símbolo --campeón olímpico en Pekín 2008-- y un espejo para la mayoría de los nuevos valores.

El BMC lo suspendió de inmediato de empleo y sueldo. El ciclista declaró a EFE lo de siempre, que no había tomado nada y que cómo iba a hacerlo a su edad y a punto de retirarse. Ayer salió a entrenar en Nimes con el resto de compañeros y a mitad de la sesión sus directores le comunicaron que había dado positivo. Dio media vuelta, se dirigió a su hotel, se duchó y se fue. No solo de la Vuelta, sino del ciclismo: podios en el Tour y la Vuelta, líder de la montaña de la ronda francesa, una entrañable victoria en Luz Ardiden, alguna clásica y vueltas de una semana por el camino. El 9 de agosto los inspectores médicos se presentaron en su casa y él pasó un control por sorpresa. En la probeta recogida en Oviedo apareció este nuevo preparado que ayuda a liberar la hormona del crecimiento en el organismo humano.