La cifra --dos positivos-- podría resultar preocupante y hasta candidata a buscar una explicación negativa y alarmista: el dopaje sigue presente en el deporte mundial y olímpico. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, aunque uno de los positivos, el de la biatleta alemana Evi Sachenbacher-Stehle, con cinco medallas olímpicas, corresponda a una deportista de primer nivel. Una vez más, sobre todo en disciplinas de un enorme desgaste físico como son el biatlón o el esquí de fondo, que vienen de épocas más oscuras, se ha vuelto a demostrar, en este caso en Sochi, que los deportistas se han puesto las pilas y que no hacen burradas en dopaje.

Dos positivos, que podrían ser tres, apenas han cuestionado unos Juegos que hasta ahora estaban siendo modélicos en esta faceta. Por esta razón, la Agencia Mundial Antidopaje ya ha expresado estas últimas semanas su satisfacción por cómo se estaban realizando los controles y por la seriedad de una amplísima mayoría de deportistas que, siguiendo el ejemplo de otras disciplinas propias del olimpismo estival, como el ciclismo y el atletismo, han querido rechazar las prácticas dopantes. En Sochi se han realizado 2.453 controles. En lo deportivo, la estadounidense Mikaela Shiffrin se convirtió en la esquiadora más joven que gana un eslalon olímpico con 18 años.