El project fear, término nuevo con el que los británicos designan a los catastrofistas del Brexit, parecía haber contagiado los ánimos en la Premier League mientras se cerraba el mercado de fichajes. Sin la contratación de grandes figuras mundiales, la sensación de vértigo se agitó durante unas horas. Duró poco. El desembolso de los clubs ronda los 1.500 millones y la Liga inglesa confía en mantener la hegemonía.

La Premier sigue siendo la liga más rica del mundo y los clubs han alcanzado, otra vez, inversiones vertiginosas. Solo el Liverpool y el Chelsea apenas han gastado. Recién ascendidos como el Aston Villa han invertido casi 150 millones, algo imposible de concebir en la Liga española. Al final, el único serial del verano en Inglaterra es el de Romelu Lukaku que ha dejado el Manchester United para irse al Inter de Milán por 80 millones. No ha habido cambios para Pogba, que se quedará en Old Trafford a pesar del interés del Madrid y la Juventus.

El verano ha sido de récord en refuerzos defensivos. El impacto de Virgil van Dijk fichado por el Liverpool en enero de 2018 ha sido tan importante que ahora todos buscan a alguien como él. El United ha pagado 88 millones por Harry Maguire del Leicester, el defensa más caro de la historia, y 55 por el lateral Wan-Bissaka del Crystal Palace.

Pep Guardiola ha apostado por el poderío defensivo con el músculo de Joao Cancelo (Juventus), además de Rodri y Angeliño, dando puerta a Danilo y Delph. El City ha gastado unos 170 millones. El Tottenham anunció incorporaciones importantes, como la promesa del Fulham Sessegnon y el mediocampista Lo Celso, cedido con compra obligatoria por el Betis. Se unen al fichaje récord de Ndombélé (60 millones). Han estado también entretenidos en el Arsenal de Unai Emery. Al cierre anunciaron el nombre del lateral Tierney del Celtic y se ha reforzado con Saliba, Martinelli, Ceballos (cedido por 14 millones) y Nicolás Pépé (80 millones).