Parece que fue ayer cuando fue presentada Paola Ferrari como nueva jugadora del Mann Filter. La paraguaya sustituía a la norteamericana Cierra Dillard, que no se había adaptado a la vida de Zaragoza. Era el pasado 15 de febrero. «Se me nota la felicidad y ahora solo hace falta disfrutar. Hay que soñar con estar entre los ocho primeros», explicaba Ferrari.

Desde entonces el Mann Filter ganó cuatro partidos consecutivos y le tocaba jugar con el Girona en el pabellón Eduardo Lastrada el 15 de marzo, un mes después de su presentación. «Estábamos haciendo las cosas bien aunque el equipo venía de sufrir muchos cambios. Estábamos a un pasito del playoff por el título e íbamos a por todas sin duda», afirma la escolta. El Stadium suspendió los entrenamientos y las jugadoras y el cuerpo técnico se vieron sometidos a un ERTE. Ferrari ya lleva encerrada dos semanas en su casa de Zaragoza. «Me encuentro bien y con muchas esperanzas de que todo vuelva a la normalidad. Es verdad que estar lejos de casa me preocupa porque pienso en mi familia y espero que estén bien», indica la paraguaya.

Toda su familia vive en Asunción. Ella ya tiene programadas sus rutinas. «Mi día a día es levantarme, desayunar y la mañana la dedico a entrenarme más o menos dos horas. Después de comer hago los trabajos de la universidad, veo series, leo y llamo a mis sobrinas por videollamada. Me lo paso bien con ellas», explica. Ahora se ha enganchado a varias series de televisión. «Son Caronte y Presunto Culpable, buenísimas. Pero prefiero no ver partidos de baloncesto porque me haría tener ganas de jugar», reconoce.

Ahora se dedica a hacer mucha gimnasia. «Tengo lo básico. Gomas y poco más. Pero me las ingenio para mantenerme en forma. Me planifico y trato de hacer un poco de todo con rutinas anteriores». Ferrari se resigna. «La cancha y el baloncesto quedan ahora en un segundo plano. No es lo importante, así que me conformo con lo que se pueda hacer para mantener la forma», apunta. En cuanto a la alimentación: «La cuido y la llevo más o menos igual que siempre», afirma.

Con 34 años Ferrari ha competido en canchas de muchos sitios. Ha jugado en nueve equipos españoles y también en Paraguay, Estado Unidos, Brasil, Perú, Ecuador y su última experiencia en el Nantes francés. «Estoy en contacto con muchas compañeras. Todas nos lo montamos de la misma manera y nos las ingeniamos con lo que cada una tiene en casa. Estamos en contacto todas las del equipo y afortunadamente estamos todas bien», dice.

Ferrari nunca pensó que esta crisis se extendería a todo el mundo. «Nunca pensé que llegaríamos a esto. Quizás el error por nuestra parte fue que no vimos lo que se nos venía encima». El futuro es muy incierto, pero Ferrari no pierde la esperanza. «Creo que hasta finales de abril estaremos en confinamiento. Depende mucho de que la gente sea consciente y se quede en casa para ganar esta batalla». Lo que sí tiene claro es que es muy difícil que se vuelva a jugar la competición. «Lastimosamente creo que no se retomará la Liga».