Lucas Alcaraz llega el Real Zaragoza como entrenador revulsivo para tratar de enderezar el rumbo y guiar al conjunto aragonés hacia el ascenso, aunque paso a paso. De momento es necesario superar el primer escollo, el Elche en el Martínez Valero, y al técnico granadino no se le dan especialmente bien sus estrenos en un banquillo. Con él no se cumple el tópico de que A entrenador nuevo, victoria segura.

Entre Primera y Segunda División ha debutado diez veces en un banquillo y tan solo en tres ha logrado el triunfo. De todos ellos, solamente uno fue en la categoría de plata, con el Xerez, y tuvo lugar en la primera jornada liguera. Cogiendo un equipo con la campaña empezada y sustituyendo a otro entrenador, tan solo se adjudicó una victoria.

Ganó en la 03-04 con el Racing de Santander ante el Mallorca (2-1) y en la 05-06 con el Xerez ante el Real Madrid Castilla por idéntico resultado en la primera jornada de cada campeonato. El último triunfo llegó ante el Real Madrid con el Granada en la 22ª jornada de la 12-13 por un sorprendente 1-0. Esa fue la máxima expresión de alzar anímicamente a un equipo hundido, tal y como está el Real Zaragoza ahora.

El resto de partidos se contabilizan por empates o derrotas. Hubo tablas con el Recreativo en la 00-01 (0-0 ante el Badajoz en casa) y 08-09 (1-1 en Valladolid); y con el Almería en la 11-12 (1-1 en Córdoba) y el curso pasado (1-1 con el Barcelona B). Cayó derrotado en la 06-07 dirigiendo al Real Murcia (3-2 en Salamanca), con el Córdoba en la 09-10 (3-0 contra el Betis), en el banquillo del Levante en la 14-15 (3-0 en Vigo) y, la más dolorosa de todas, en su última etapa en Granada (7-1 ante el Atlético en la 16-17).

Reto diferente

Esta será la sexta vez que Alcaraz se haga cargo de un banquillo con la temporada empezada. Su bagaje en este aspecto tampoco es especialmente alentador. La victoria ante el Real Madrid en casa es su único éxito en un debut. El resto, dos derrotas y dos empates. Ninguno de ellos fue en Segunda salvo uno, el curso pasado con el Almería.

A lo largo de su carrera, especialmente en sus inicios en el fútbol profesional, los equipos confiaron en el granadino para arrancar los proyectos desde el principio de curso, aunque poco a poco se ha convertido en un entrenador revulsivo y con el reto de levantar equipos.

En el Almería logró su objetivo principal, el de la salvación, pero en el Real Zaragoza el final del camino es bien distinto. El proceso se asemeja, pero el objetivo varía, lo mismo que la exigencia. No ha comenzado sus andaduras con buen pie, aunque también era el elegido para proyectos complicados en la parte baja de Primera División principalmente. En Elche tendrá la oportunidad de devolver parte de la ilusión al zaragocismo, mejorar a nivel personal esta estadística y que la primera no sea en la frente.