Decía tras el empate ante el Barcelona B Natxo que en sus cuentas de la primera vuelta le faltan 4 o 5 puntos en relación a lo que esperaba. Su Zaragoza ha firmado 24 (es decimosexto), en la peor puntuación de las siete campañas del equipo en Segunda en lo que va de siglo. Nunca el Zaragoza llegó al ecuador con tan pocas victorias (5) ni tan cerca del descenso, a solo tres puntos. No ha logrado que su equipo sea regular y fiable, con claras deficiencias estructurales. No tiene apenas gol, salvo las apariciones algo discontinuas de Borja y comete muchos fallos atrás, algo que es inexplicable con la trayectoria anterior del técnico. 5 victorias, 9 empates y 7 derrotas componen su balance en 21 citas, diez en casa, donde sus datos dan pavor: 2 triunfos, 6 empates y 2 derrotas para con 12 puntos ser el tercer peor local de la categoría.

La primera vuelta, sin duda, es de suspenso para el Zaragoza y para Natxo. Esperaba rondar la treintena de puntos a estas alturas el entrenador para que la progresión en la segunda mitad, con un equipo, donde hubo una revolución en verano, ya más hecho con el paso de los meses le acercara a los puestos de la zona alta. Sin embargo, el plan se le cae. No solo por la puntuación, también porque su Zaragoza da pocas muestras de progresión, de avanzar con una idea fija.

El equipo zaragocista llevaba a estas alturas 27 puntos el curso pasado y 7 victorias. Era, hasta el momento, el peor dato al ecuador, teniendo en cuenta que la temporada pasada ya se acabó sufriendo, y no poco, por no descender. En la 15-16 eran 31 (8 victorias), idéntico balance que en la 14-15. En la 13-14, la última de la era de Agapito, el Zaragoza pasaba el intermedio con 32 puntos y 9 triunfos, en el mejor momento de ese curso con Paco Herrera, aunque después llegó la caída.

Mientras, en los dos últimos ascensos, el equipo estaba a años luz de ahora. 33 puntos y 9 triunfos en la 08-09 con Marcelino y 38 y 10 triunfos en la 02-03 con Paco Flores. Y no son solo los puntos. Los 23 goles que lleva el equipo a estas alturas son el peor dato junto a la 15-16, pero entonces solo había recibido 19 por los 26 de ahora, cifra de dianas encajadas que se superaba en la 16-17 (30) y en la 14-15 (33), pero en esas campañas también el Zaragoza hacía goles con más facilidad.

Arrancó con dudas en Tenerife y tuvo una mejoría paulatina, más de sensaciones que de resultados. Ganó en Córdoba y mereció hacerlo ante el Granada, en Oviedo o hasta en Lugo, donde le condenó el tramo final, antes de coger el mejor tramo, con victorias ante el Numancia y en Lorca y un empate ante el entonces líder Osasuna. Tras el Pilar, el Zaragoza se agarraba a Borja y tenía argumentos de crecimiento. Era décimo, su mejor posición hasta ahora, pero parecía que iba a más, hacia arriba, con dos eliminatorias de Copa (Granada y Lugo) para subir el optimismo.

EL BAJÓN / Pero, desde mediados de octubre, llegó un bajón que comenzó con las tablas en el feudo del filial del Sevilla. Las dolorosas derrotas en Huesca y en Almería aumentaron las dudas. Salió Lalo para mandar un mensaje de tranquilidad, desde el club se trazó el horizonte navideño y Natxo trató de volver a los orígenes, sin tantos vaivenes en el once. La reacción llegó a medias, con la eliminación copera (Valencia) y con un empate sin goles con el Reus, una victoria en Gijón y la derrota, con las rojas a Verdasca y Cristian, ante el Cádiz. Desde Albacete, el técnico volvió a los vaivenes y el Zaragoza selló unas grises tablas en el Carlos Belmonte, perdió por los eternos errores defensivos en Valladolid y no pudo con el filial del Barça el sábado.