Hay algo en la mirada de Villa que sólo tienen los grandes arietes, como si en su mente sólo hubiera espacio para el gol. Llámese instinto, carácter, determinación... Llámese como se quiera. El Guaje lo tiene y punto. No tardaron en reconocerlo los técnicos del Sporting y tampoco dudó el Zaragoza en apostar por él en su retorno a la élite la temporada pasada, ni debería tardar el seleccionador en llamarle a filas, aunque hace tiempo que lo merece. Villa vive por y para el gol. Los marcaba en Langreo, su pueblo natal, en Mareo, en Segunda y lo sigue haciendo en la máxima categoría... Por eso ahora es el Pichichi nacional con seis dianas y sólo le supera el azulgrana Eto´o, con dos más. Por eso ya suma nueve en lo que va de temporada --hay que añadir tres en UEFA--, un registro que lo sitúa entre los grandes arietes europeos.

Pero Villa quiere más. Como siempre. Está en ese carácter tranquilo, pero inconformista, calmado aunque ambicioso. En su primer año en la máxima categoría ya dejó una gran tarjeta de presentación: 17 goles en la Liga y tres en la Copa. Cuando el curso sólo consumió dos meses, ya se puede anticipar sin mucho margen de error que superará esa marca. O por lo menos que está en un camino inmejorable de hacerlo.

Su víctima favorita

No desaprovechó el Guaje la visita de su víctima favorita. La temporada pasada le marcó cinco goles al Sevilla: un póker en La Romareda y una diana más en el Sánchez Pizjuán. Ayer le hizo dos más. Así, recurriendo a un fácil pareado, se podría decir que Villa es la pesadilla del Sevilla. Así pensará Joaquín Caparrós.

Y eso que empezó el partido mandando al limbo una preciosa asistencia de Alvaro ante Esteban. No deja escapar muchas de ésas el Guaje , que apretó los dientes con la convicción de que la siguiente acabaría dentro. Fue así. Un penalti sobre Savio se convirtió en la ocasión para anotar su tercer tanto desde el punto fatídico en esta Liga, sobre tres intentos. Esteban recurrió a la picardía para ponerle nervioso. Tarea imposible, Villa golpeó el balón y éste y el portero tomaron rumbos distintos. El punta asturiano es infalible en esta suerte. Siete tiró la temporada pasada --dos en Copa-- y todos acabaron en gol y el pleno sigue en la actual.

A Villa le dio tiempo a desesperar a Alfaro y a Javi Navarro, que nunca pudieron con su rapidez ni con su calidad, ruleta a lo Zidane incluida. Dio una precisa asistencia que Javi Moreno no aprovechó, pero él sí lo hizo con un gran pase de Alvaro. Tocó el balón lo justo para que Esteban se quedara con la mirada perdida en su salida.

Dos muescas más en su revólver. Otra tarde con la grada premiando su entrega, su clase y sus goles... Villa asiente y no se conforma. Albacete, Bar§a, Levante, Sigma, Real, Utrecht (2) y Sevilla (2) ya lo han sufrido. Que pase el siguiente.