Se dice que hay profesiones y formas de vida completamente vocacionales, que salen de dentro, como una suerte de destino ya escrito, un camino marcado hacia una meta. Perfectamente podría ser el caso de Marta Pintanel. Por cierto, si no la conocen, apunten su nombre porque, a pesar de su juventud (le queda poco para cumplir 21 años), está dando mucho que hablar ya. Y lo que le queda.

El caso es que más vocacional que ser médico poco hay. Y si en casa, por si fuera poco, has crecido con el triatlón... Blanco y en botella. «Siempre he tenido una vida activa, pero no como ahora», cuenta mientras se le escapa una ligera risa. Para los que digan que no se puede: Marta estudia tercero de Medicina en la Universidad de Zaragoza e invierte alrededor de 20 horas a la semana para entrenar, combinando dos disciplinas como mínimo por día. A veces, hasta hace una sesión antes de ir por la mañana temprano a la universidad. Y así le va. Ha sido campeona de Aragón varias veces de duatlón, elegida mejor triatleta aragonesa del año, campeona de España de duatlón júnior en Avilés, campeona de Europa y subcampeona del Mundo sub-23 de duatlón. Recuerden, tiene 20 años.

Por ello, hablar de futuro prometedor en el caso de Pintanel se queda corto. Y lo suyo es puro talento. Empezó hace seis años y reconoce que «nunca había hecho antes deporte federado, ni natación, ciclismo ni atletismo», pero su padre y su tío hacían triatlón, así que el aguijón le picó. «Lo que más engancha es la sensación de superarte, mejorar cada día e ir consiguiendo resultados. Lo que impulsa a seguir mejorando y entrenando es ver que merece la pena y que consigues, sobre todo, disfrutar. Si no disfrutas no metes horas, entrenos ni nada», explica.

En cuanto a confesiones, la primera es que a pesar de venir de la natación, es la disciplina del triatlón que más le cuesta, mientras que la carrera a pie es su favorita. La segunda es que, aunque sus mejores resultados los ha conseguido en duatlón, «me quiero convertir en triatleta». En ello está.

El pasado mes de septiembre hizo, en sus propias palabras, «la mejor carrera de mi vida». Fue en La Coruña, en el Campeonato de España y fue la ganadora sub-23 y la cuarta en élite: «Había sido un verano muy duro, había estado entrenando muchísimo y de concentración con mi equipo. Había sido un verano sacrificado, pero llegaba con muchas ganas y no tenía nada que perder. Conseguí salir por fin en el primer grupo de natación, que para mí era un sueño. Al verme ahí dije: ‘¡Madre mía! En lo que me he metido’. Estoy muy contenta porque es mi primer año sub-23 y me queda mucha progresión», cuenta.

Pero antes ya iba esto de la competición de alto nivel en serio. «Cuando gané el año pasado el campeonato de España de duatlón júnior en Avilés, al llegar a meta, no me lo creía. Vi a mi padre y le dije: ‘La que hemos liado’», afirma, aunque reconoce que sus éxitos en el Europeo y el Mundial «son los más especiales para mí».

«Hay tiempo para todo»

Como cualquier deportista, tiene sueños, metas y aspiraciones. De momento, «acabar bien la temporada» y, a largo plazo, «seguir mejorando la natación y meterme más en el panorama internacional como triatleta, hacer alguna Copa de Europa, que me convoque la selección...», subraya. ¿Los Juegos Olímpicos? «Eso son palabras mayores». Paso a paso.

De todos modos, a pesar de sus éxitos en el deporte, no pierde la perspectiva. Es una realidad a veces desconocida, pero que está ahí: «Soy consciente de que hoy en día vivir del deporte es muy complicado y yo me quiero dedicar la medicina». «Quiero llegar a un punto en el que pueda decir que tengo una carrera y unos conocimientos que me permitan tener una buena carrera profesional y a la vez conseguir mis sueños deportivos», agrega.

Y sí, «se puede, hay tiempo para todo». Usa las tardes (y alguna mañana) para entrenar «y algunos huecos para estudiar, que la carrera no se va a sacar sola», afirma. Por supuesto, «sin el apoyo de profesores y compañeros no podría, pero ven que es sacrificado y me ayudan», asegura. En cuanto a la especialidad, no lo tiene claro todavía, pero sí que sabe a ciencia cierta que «evitaría la medicina deportiva», porque necesita «tener un poco de liberación, una vía de escape del deporte para no pensar siempre en él».