Jesús Gazol es una de las piezas clave de la nueva Federación Aragonesa de Atletismo que dirige Luis María Garriga. Este profesor de instituto nacido en la localidad de Lanaja hace 49 años y ligado toda su vida al Centro Atlético Monzón, es el nuevo Director Técnico de la territorial. El padre del olímpico en los Juegos de Atenas está en fase de rodaje en la territorial.

Gazol ya estuvo en una primera época como director técnico dentro de la federación con Jesús Cuartero con presidente. "Todas las funciones las desarrollaban el presidente y el secretario y yo no pintaba nada allí", dice Gazol, que confiesa que no se fue "con buen sabor de boca". Ahora, la Federación Aragonesa es "un equipo, no una persona", dice el najino.

Una de los proyectos de la nueva directiva es un plan de tecnificación, junto a las nuevas titulaciones. "Habrá un técnico deportivo en atletismo y un técnico deportivo superior en atletismo, el equivalente en Formación Profesional de Primero y de Segundo Grado. Tenemos que diseñar los currículos para desarrollar estos títulos", afirma el najino.

Para Jesús Gazol, las grandes carencias del atletismo aragonés son que "la población aragonesa está muy dispersa y Zaragoza es muy grande. Exceptuando los núcleos de atletismo de toda la vida como Monzón, Huesca y Zaragoza, el resto es un desierto. Solo se puede solucionar a base dinero", dice el director técnico.

Gazol se formó en la cantera del Monzón y fue campeón de Aragón de martillo en cuatro ocasiones. "Fui director del Patronato de Deportes de Monzón del año 80 al 86. Sobre un dato estadístico, había seis veces más federados en hombres y once veces mujeres más que en cualquier población de España. Así es fácil sacar atletas", apunta Jesús Gazol. La disposición para el deporte en Monzón "es un caso excepcional en España. Lo podía comparar con la afición por el deporte de los australianos".

En pistas de ceniza

Estudiando en Salesianos de Huesca, Gazol fue a Monzón con 16 años junto a su amigo Chema Mazo para correr en pruebas escolares. Por aquellos años, las pistas de Monzón eran de ceniza y tenía una importante pléyade de figuras. "Recuerdo a Monter, Pío Vallejo, Pedro Enrique Blanca, campeones de España y Ernesto Bribián, que nos entrenaba de vez en cuando", apunta.

Fue campeón de martillo cuatro veces y batió el récord de Aragón con 50,86. Después trabajó en Jaca y a continuación emigró a Zaragoza para trabajar en el instituto Miguel Servet. "Años más tarde estuve en el Instituto Español de Tánger seis años. Allí hice una foso de salto con pértiga y de altura. Javier empezó a saltar pértiga allí con seis años". Ahora lleva varios años en el instituto Pablo Gargallo.

Uno de los retos de Gazol es "poder descubrir y trabajar con chavales que llevan el atletismo dentro. La promoción debe llegar a eso". Un caso reseñable es el de Eliseo Martín. "Lo más importante del montisonense no es su calidad física, sino la psicológica", dice. Una de sus mayores alegrías en la vida deportiva de Jesús Gazol fue la mínima olímpica que logró su hijo Javier con 5,60 en los Nacionales de Almería. "Cuando se entrena tantos años, lo lógico es que le salga la marca soñada. El día que superó los 5,60 Javier pensé para mis adentros. ¡Ya era hora!".