Bien sabe el Huesca que la primera jornada es síntoma de nada. Un presagio vaporoso. Como esa caricia del recuerdo de Ipurua que se apaga con los bofetones que sufrió después ese enclenque novato. Esos dos goles de Álex Gallar quedarán en la retina de la historia como causantes de la primera victoria histórica en LaLiga. Si gastas unos segundos, cierras los ojos, seguro que te viene el recuerdo de dónde lo celebraste, dónde estabas esa tarde. Un júbilo tremendo. Imborrable.

Hoy no será tan especial. No por restarle valor a tener al Huesca entre los grandes. Que es un meritazo. No le resta nada de tremendo ni las circunstancias de la pandemia, ni nada. Qué va. Pero ahora ya sabemos que este proyecto es una realidad absoluta, que viene para quedarse, que no es flor de una temporada. Se ha esfumado esa tierna sensación de que cada partido tiene que ser una fiesta única por si esta suerte no vuelve nunca más. Ahora se sabe que no es efímero. Porque de ese triunfo en Eibar (1-2), de ese 19 de agosto del 2018, al siguiente, un 5 de enero del 2019 ante el Betis (2-1), mediaron cinco largos meses de desesperación y caída inmisericorde al descenso.

Repetir la historia sin repetirla. Empezar con buen pie sabiendo que realmente el que importa será el último paso, muy lejano y con la incertidumbre de una temporada acongojada por un virus. Sin público, en un estadio vacío y tristón, con un protocolo escrupuloso para evitar contagios y suspensiones, con 23 convocados y cinco cambios, el Huesca verá deslucido su lúcido segundo debut en LaLiga, ese tan diferente al anterior, ese que tiene el Estadio de la Cerámica de Villarreal su puerta de entrada a la ilusión. Pero esta ciudad, esta provincia, ya sabe que la que importa será la salida.

Competir como lo ha venido haciendo durante el curso recién celebrado y la presente pretemporada es el objetivo marcado por Míchel Sánchez en esta fecha de apertura. Intachable currículum en estas breves semanas de concentración. Triunfos ante el Alavés y el Sabadell (3-0) y empates ante el Espanyol (1-1) y la Real (2-2) configuran la máxima confianza para un grupo que mantiene el bloque del ascenso y ha sumado piezas titulares como Andrés Fernández, procedente del mismo Villarreal, Pablo Maffeo (cedido por el Stuttgart) y el uruguayo Gastón Silva. «Llegamos con mucha ilusión. Tenemos un reto apasionante por delante, con la vuelta a Primera. Los jugadores han estado muy bien en esta pretemporada, asimilando las cargas y el tema táctico», dijo ayer Míchel.

21 convocados, dos menos del máximo. Todos parten con opciones de titularidad, empezando por la portería. ¿Álvaro o Andrés? El prometedor meta del ascenso o el consolidado en Primera. Se apellidará Fernández, eso seguro.

CON INSUA Y SIN GASTÓN / La otra duda se ha disipado. Gastón Silva no ha viajado. Sin completar los trámites administrativos para ser inscrito, el uruguayo deja el puesto libre en el central a Pablo Insua, superados sus problemas en los isquiotibiales. El lateral Pedro López, con un esguince fuerte de tobillo, es la única baja segura. Pablo Maffeo será el dueño de esta parcela del campo, pese a que sólo lleva una semana en la dinámica del grupo. «Tenemos que ser nosotros mismos y ver dónde somos capaces de llegar con nuestras ideas. No renunciar a nuestros principios y ser muy agresivos con balón y sin él. Todos juntos, ser un equipo, porque es lo que nos ha llevado a Primera», indicó Míchel.

Imponer su estilo y no arrugarse ante la efeméride ni la supuesta grandeza del rival. Aprovechar la inercia de la competición anterior y la continuidad en el bloque. Serán algunas de las claves para ver victorioso a un Huesca que espera fichajes para completar su cuadro de honor en Primera. En esta fotografía aparece Escriche, el valenciano estará en Villarreal tras convencer a Míchel y recibirá el premio ganado con el Elche, donde estuvo cedido, de jugar en Primera. Los jóvenes Peñaloza y Kevin Cruz completaron la lista.

El Villarreal se ha reforzado poco pero con conciencia. Ha pescado en el puerto revuelto de Peter Lim, en un Valencia que ha regalado a su capitán Dani Parejo y ha malvendido (ocho millones) a Francis Coquelin a su vecino del norte. El portero argentino Gero Rulli (Real Sociedad) y la cesión del prodigio japonés Take Kubo (Real Madrid) son las otras incorporaciones de un proyecto puesto en manos de Unai Emery, recuperado para el fútbol español tras su paso por el PSG y el Arsenal.

El entrenador contará con la baja de larga duración de Alberto Moreno y los suramericanos Ramiro Guerra (molestias rodilla) y Carlos Bacca son seria duda (muslo). En la plantilla hay dos viejos conocidos (Moi Gómez y Raba) y se amontonan hasta siete internacionales españoles, de la vieja escuela como Raúl Albiol, de rabiosa actualidad como Gerard Moreno o Paco Alcácer, o de futuro esplendoroso como Pau Torres.

El Villarreal, que ha perdido dos mitos como Bruno Soriano y Cazorla, jugará la Europa League tras racha formidable en la reanudación liguera tras el estado de alarma, pasando del duodécimo puesto al quinto final.