Resonó el ‘Víctor, quédate’ en La Romareda al final del partido ante el Sporting, dejando claro que la afición del Zaragoza está de una forma mayoritaria a favor de que el técnico aragonés, clave en la consecución de una permanencia ya virtual y que puede ser hoy mismo matemática, siga en ese banquillo. Con la misma contundencia de ese mensaje del zaragocismo ha hablado el entrenador, en público y en privado, sobre su continuidad, asegurando que no se iba a dar, aunque el viernes dejó una puerta abierta, la misma que le abre el club. Si Víctor quiere seguir, lo hará, pero el Zaragoza desea que transmita ya de forma clara su decisión, sea cual sea, para acelerar en el proyecto del próximo curso.

«Yo no soy importante en este caso. Me he dejado mucha salud física y mental en esta aventura y este partido a nivel de entrenador era muy difícil. Tengo un desgaste enorme, así que dejadme ser feliz por unas horas y ya está. Yo qué sé lo que ocurrirá en el futuro», dijo Víctor al acabar el partido.

El entorno del entrenador admite que su discurso con respecto a su continuidad en el banquillo ha cambiado, que la demostración de cariño de la grada y la ilusión por devolver al Zaragoza a la élite pueden variar su decisión de no seguir, la que anunció públicamente al llegar en varias ocasiones. Y la que le ha comunicado al club siempre que se le ha preguntado de forma directa sobre el asunto, la última vez a principios de abril. De hecho, esa negativa es la que activó los resortes del director deportivo, Lalo Arantegui, para buscar un entrenador de cara a la próxima temporada.

Hasta hoy, Víctor no ha dicho al Zaragoza que quiera continuar y desde la entidad se considera que se le ha propuesto con todo el cariño y la consideración para que lo haga. Con todo, la puerta sigue abierta. Está descartado, en principio, que Víctor continúe en un puesto de mánager deportivo que ha estado también en consideración. Su papel en el Zaragoza, de continuar, estará sobre el césped, manteniendo también el actual cuerpo técnico, con Loreto como segundo y Cabellud de preparador físico.

El entrenador desea un proyecto más ambicioso para ese retorno a Primera, con más posibilidades económicas, aunque eso difícilmente se lo va a poder dar el club. El límite salarial del próximo curso apunta a ser similar al del actual, entre los seis y los siete millones de euros, muy alejado de los clubs que descienden de Primera División, aunque esta temporada las diferencias serán menores, ya que esos equipos tienen que repartir la ayuda al descenso en dos años.

El LÍMITE SALARIAL / Ese límite similar se sustenta en la norma de la LFP de que tiene que ser al menos el 40% de los ingresos ordinarios. Eso sí, para llegar a cubrirlo el Zaragoza necesitará capital, ya sea interno, de la Fundación 2032, o externo, o vender a algunos de los jugadores importantes (James, Pombo, Soro, Benito...). La posibilidad de aumentar ese límite salarial pasaría por una inversión mucho mayor, también externa o interna, que a día de hoy no parece factible, aunque se ha trabajado en esa vía exterior.

Lalo, que ha pasado por momentos de debilidad dentro de la entidad en este curso, ha ganado espacio y sigue siendo salvo giro improbable el encargado de armar el proyecto. Desde el club se tiene claro que debe ser el director deportivo el que asuma esa responsabilidad, el que tenga la capacidad de decisión última. En el reparto de poderes y en la capacidad de influencia de Víctor en las decisiones sobre la plantilla también hay cosas que delimitar y cerrar en una relación entre ambos, director deportivo y técnico, que, eso sí, es cordial.

El entrenador, por ejemplo, ve necesaria una mayor revolución en el equipo que la que se juzga desde la dirección deportiva y Víctor, independientemente de que no siguiera, tenía previsto hacer un informe sobre lo que consideraba que el club necesitaba cambiar. En ese informe iba a subrayar una mayor profesionalización a todos los niveles.