Fran Murcia debe empezar una vida nueva, en la que el CAI será sólo un recuerdo. El pasado. El club informó ayer, en una escueta nota de prensa, de que ha decidido prescindir de su hijo pródigo . Eso sí, el jugador percibirá una indemnización por el despido, que le obliga a dejar el club más de un año antes de lo previsto. Su regreso sonó a ACB la temporada pasada, recordó los mejores tiempos del baloncesto zaragozano pero, ahora, Murcia se ve absolutamente desvinculado del club, anulando así --al menos de momento-- la posibilidad de continuar dentro del CAI ocupando alguna parcela técnica o directiva.

El CAI despidió ayer a Fran Murcia después de que ambas partes no consiguieran llegar a un acuerdo amistoso para la rescisión del contrato del jugador, que se extendía hasta junio del 2005. Murcia no ha vuelto a jugar desde el pasado 4 de diciembre, cuando sometió su maltrecha rodilla izquierda a una operación que le librara de todos sus dolores. Hasta ese momento, había aparecido en once partidos --sólo en una ocasión fue titular-- y su rendimiento estuvo siempre por debajo de las expectativas creadas en torno a su figura.

La segunda etapa de Murcia en Zaragoza ha estado marcada por los problemas físicos. El pívot llegó al CAI en diciembre del 2002, "el corazón me pide volver", dijo entonces, después de rescindir su contrato con el Auna Canario, donde apenas jugó tres meses.

Fue en verano cuando Murcia empezó a sufrir las consecuencias de una sobrecarga crónica que agravó el dolor del jugador. El ala-pívot se sometió a diversos tratamientos, como aplicar ozono en la zona afectada, e hizo todo lo posible por recuperarse cuanto antes --"Si me dicen que tengo que ir a Lourdes, voy", dijo--, pero tuvo que pasar por el quirófano.

Vuelta a la actividad

Murcia recibió el álta médica el 27 de enero de este año, por lo que retomó los entrenamientos con el resto de sus compañeros, aunque el retorno a la pista de juego parecía aún lejano, puesto que iba a resultarle complicado adaptarse al ritmo de juego de un equipo enrachado después de varias semanas de inactividad. A pesar de esa recuperación, confirmada por el propio jugador, Murcia estaba sopesando su retirada desde mediados de enero.

Ante esa posibilidad, el jugador exigía al club cobrar la totalidad de la ficha hasta el 2005 (unos 108.000 euros, 18 millones de pesetas), mientras que el CAI intentaba llegar a un acuerdo mediante el que poder pagar un máximo del 90% del contrato. Esa fue la última oferta del club, desechada por el jugador. La decisión del CAI de despedir a Murcia comenzó a fraguarse cuando éste acudió a su médico de cabecera para solicitar la baja médica por enfermedad común a la Seguridad Social.

Fran Murcia fue uno de los jugadores importantes del anterior CAI, con el que se proclamó campeón de la Copa del Rey en 1990 y jugó la final de la Recopa en 1991 en el célebre partido ante el Paok de Salónica. Su rendimiento entonces era extraordinario y contribuyó a mantener a aquel conjunto el la élite nacional durante años. Llegó en 1988 y se marchó en 1996, tras la desaparición del Natwest, al Tau de Vitoria, donde no terminó la temporada. El mejor Murcia reapareció en el Joventut, con el que ganó la Copa en 1997. Ayer, Murcia tuvo que salir del baloncesto por la puerta de atrás.