Habrá que aguardar hasta el 2018, en Pyeongchang (Corea del Sur). Cuatro años más de espera para tratar de conseguir una nueva medalla en unos Juegos Olímpicos de invierno, tras el oro de Paquito Fernández Ochoa en eslalon en Sapporo 1972 y el bronce de su hermana Blanca, también en eslalon, en Albertville 1992. El madrileño Javier Fernández, la principal baza del equipo español en Sochi, a punto estuvo ayer de poner fin a una sequía que dura ya 22 años, pero se quedó a las puertas al finalizar la prueba de patinaje artístico masculino en cuarta posición, tras un programa libre más correcto que el corto del jueves pero también con algunos fallos. Las medallas fueron a parar a las manos del japonés Yuzuru Hanyu, el canadiense Patrick Chan y el kazajo Tan Denis. Superjavi se tuvo que conformar con el diploma olímpico, un buena recompensa si se tiene en cuenta que en Vancouver 2010 acabó 14°, pero pobre para el doble oro europeo y bronce mundial.

Ningún patinador presentó un ejercicio libre limpio. Tampoco Fernández. Pisó el hielo del palacio Iceberg más relajado que el día anterior y con las primeras notas de la banda sonora que compuso Henry Mancini para la serie Peter Gunn clavó el cuádruple toe, el primer cuádruple de los tres que incluye su ejercicio. Con decisión, encaró el cuádruple salchow, el más difícil, pero no logró combinarlo con un triple toe, que dejó en doble. Siguió con el triple axel, que ejecutó a la perfección, y llegó al ecuador del programa --y a los saltos bonificados-- con confianza. Pero a partir de ahí todo se torció.

El segundo cuádruple salchow tuvo que dejarlo en triple, y ahí residió el gran error. Este fallo le obligó a hacer cambios sobre la marcha, por la imposibilidad de repetir saltos en una misma actuación. En la complicada secuencia de triple flip, turen y triple salchow, convirtió este último en doble. Pero, como estaba previsto, acabó con otro triple salchow, que tampoco pudo combinar porque ya había agotado el número de combinaciones posibles, por lo que los estrictos jueces no lo puntuaron.

A pesar de estos fallos, Fernández parecía satisfecho cuando se sentó a esperar la nota junto a Gloria Estefanell, vicepresidenta de la Federación de Deportes de Hielo (FEDH). Incluso envió un saludo a su novia, la patinadora de danza Cortney Mansour, con motivo del de Día San Valentín. Pero la sonrisa se le heló al ver la puntuación: 166,94 (77,80 en técnica y 89,90 en componentes). Muy lejos de los 175,55 puntos que consiguió hace un mes en el Europeo de Budapest y que le sirvieron para revalidar el oro continental. "Todavía no me he enterado de lo que ha pasado", comentó en un primer momento, pero tras ver la repetición de su actuación enseguida comprendió que no había razón para protestar ante los jueces.

Con una nota global de 253,92 (el errático corto del día anterior solo le valió 86,98 puntos) y situado provisionalmente tras Denis (255,10), solo podía esperar un fallo de Hanyu o Chan, primero y segundo en el ejercicio corto respectivamente, para mantenerse en el podio. Pero tanto el japonés como el canadiense cumplieron las expectativas, pese a estar a punto de rodar por el hielo más de una vez. Hanyu, que comparte entrenador con Fernández (el canadiense Orser), hizo valer su abultada ventaja y se alzó con el oro con una nota global de 280,09. A poco más de cinco puntos se quedó Chan, triple campeón mundial (275,62), que recogió la plata, y a casi 25, Ten se llevó el bronce que por solo dos puntos no se colgó Fernández.