Los restos mortales del futbolista José Antonio Reyes, fallecido el sábado a los 35 años en un accidente de tráfico, fueron incinerados ayer en Utrera (Sevilla), localidad natal del jugador, que brindó una multitudinaria despedida a uno de sus hijos más célebres. El duelo por la muerte de Reyes, unánime en el mundo del fútbol (y del deporte en general), se mezcló con la controversia provocada por la filtración de los primeros datos de la investigación del accidente, que apuntan al exceso de velocidad como una de las causas más probables del siniestro.

El delantero andaluz viajaba el sábado por la mañana en su Mercedes Brabus S550, de 469 caballos, por la autovía A-376, que une Sevilla y Utrera, en compañía de sus primos Jonathan Reyes y Juan Manuel Calderón, cuando el vehículo se salió de la vía por el margen derecho y chocó contra unos bloques de obra. La colisión provocó el vuelco y el incendio del automóvil. En el accidente fallecieron José Antonio y Jonathan Reyes, mientras que Juan Manuel Calderón permanece en estado grave con quemaduras en el 60% de su cuerpo.

Según las conclusiones del informe preliminar del atestado policial, el siniestro se pudo deber a una distracción del conductor que hizo que el vehículo se desviara y fuera a dar contra una de las barreras de protección del lado izquierdo. Como consecuencia del impacto, se produjo el reventón de una rueda y la consiguiente pérdida del control del coche, que cruzó los dos carriles de la vía y se estrelló contra los bloques situados en el lado contrario. El informe apunta también la posibilidad de que el automóvil circulara a una velocidad superior a la permitida, que en ese tramo es de 120 km/h, aunque no especifica cuál era.

Gran aficionado a los coches de alta gama, Reyes inscribía así su nombre en el siniestro club de los deportistas de élite que han perdido la vida al volante: una lista demasiado larga que habla de forma elocuente sobre los peligros de ese cóctel de juventud, presión, dinero y gen competitivo que muchos atletas consumen de forma imprudente y al que algunos quedan enganchados incluso después de que su carrera deportiva haya llegado a su fin.

DE CUNNINGHAM A MAICON

Laurie Cunningham (1989), Gaetano Scirea (1989), Juanito (1992), Rommel Fernández (1993), Javier Urruticoechea (2001) y Maicon Pereira (2014) son solo algunos de los jugadores (y exjugadores) de fútbol fallecidos en accidentes de tráfico, un destino trágico con el que también se toparon grandes figuras del baloncesto como Fernando Martín (1989) y Drazen Petrovic (1993).

Pero la nómina de futbolistas que en los últimos años se han visto envueltos en siniestros de carretera y han salido afortunadamente indemnes es muchísimo más larga, y en ella figuran nombres tan prominentes como los de Diego Armando Maradona, Cristiano Ronaldo, Karin Benzema, Arturo Vidal, Mario Balotelli, Cesc Fábregas, Wayne Rooney, Nicklas Bendtner y muchos más.

Tras la muerte de Reyes, representantes de diversas asociaciones de víctimas de accidentes reclamaron que se hagan públicos los detalles de las causas del siniestro para que la desgracia pueda tener, al menos, un efecto pedagógico. Así lo expuso, por ejemplo, Francisco Canes, presidente de la la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes. «Esta tragedia debería servir para darnos cuenta de que el exceso de velocidad mata. Es un caso tremendamente temerario que nos debe poner en alerta y recordarnos que no vamos solos y que lo que hagamos tiene consecuencias no solo en nosotros mismos y los que nos acompañan, sino en todos los que circulan por las carreteras».

Esa misma idea fue también apuntada por la presidenta honorífica de Stop Accidentes, Ana María Campo: «Ojalá la muerte de José Antonio Reyes sirva para que la gente respete los límites de velocidad, porque cuando no se respetan se pierde la vida, como le ha pasado al futbolista».

La Dirección General de Tráfico (DGT), por medio de la jefa del área de Intervención del Observatorio de Seguridad Vial, Pilar del Real, pidió cautela a la hora de valorar las causas del accidente y, respondiendo a quienes piden que no se trate al futbolista como a un héroe, aseguró que, en cualquier caso, los actos de reconocimiento son «un homenaje a la persona, no a lo que pasó».