Neymar se marchó al PSG para ser cabeza de cartel, o eso dijo, y ha tardado poco en percatarse de que conseguirlo requerirá pisar otras cabezas. El pique del exazulgrana con Edinson Cavani el pasado domingo por ver quién tiraba un penalti ha abierto la primera crisis de egos en el club francés. Neymar porfió con el uruguayo y le pidió el balón, que le fue negado. Para redondeo de la polémica, Cavani falló el lanzamiento.

El PSG ganó de todos modos al Lyón (2-0) pero el sulfúrico aroma del mal rollo impregnó el Parque de los Príncipes. Cavani se fue cabizbajo y enfurruñado, sin saludar a su afición ni atender a la prensa. Como el partido no tuvo más historia, el asunto capitalizó las preguntas a Unai Emery. «No quiero que esto se convierta en un problema, lo arreglaremos internamente», dijo el técnico vasco, que aboga por un pacto de caballeros entre los dos futbolistas que no le obligue a imponer una solución. El centrocampista Rabiot reconoció que el tirador de penaltis oficial es Cavani, aunque añadió que no le parece mal ir cambiando. «Se tienen que entender entre ellos», afirmó.

El tenso instante sobre el césped ocurrió poco después de otro roce en el que Alves arrebató el balón a Cavani para dárselo a Neymar en una falta directa que se disponía a lanzar el uruguayo. El lateral quiso aclarar luego que se hizo con la pelota para tirar él el golpe franco, pero el vídeo habla por sí solo.No era la primera vez que Cavani le negaba a Neymar un penalti porque ya ocurrió en el partido contra el Saint Étienne, a finales de agosto. El uruguayo, que suele ser muy fiable desde el denominado punto fatídico, venía de marcar uno en el partido de la Champions del martes pasado ante el Celtic en Glasgow y tal vez por eso pensó Neymar que sería bueno meter la nariz en busca de alternancia.

Cavani ha quedado sepultado por el tonelaje mediático de los fichajes que ha hecho el club este verano -Neymar y Mbappé- y reivindica su jerarquía. El uruguayo, de 30 años, completó la temporada pasada sus mejores cifras desde que llegó a París en el 2013, fichado del Nápoles por 70 millones, entonces una fortuna. Liberado de servir a Ibrahimovic y al fin ubicado en el eje del ataque tras su exilio en la banda, Cavani marcó 35 goles en 36 partidos de Liga, frente a los 19 en 32 del año anterior. Este año lleva nueve tantos en siete partidos.